Uno quería creer que la democracia estaba firmemente asentada en España y que los grupos golpistas eran residuales. Uno pensaba que sólo unos pocos comulgaban con los planteamientos fascistas y totalitarios. Incluso estimaba que el terrorismo en nuestras tierras se limitaba al que pudiera provenir del yihadismo. Incluso estaba convencido que el PP, y en menor medida VOX, eran partidos democráticos que defendían el actual sistema. En cambio no estaba tan convencido que determinados jueces se extralimiraran con su patriotismo en sus atribuciones, ni que algunos cuerpos policiales se les fuera la mano con sus expedientes ni que las cloacas del estado no se les fuera de la mano sus investigaciones sobre determinados colectivos.

Por ello las manifestaciones multitudinarias e incluso violentas de estos días como protesta me hacen replantear muchas cuestiones. Que dirigentes del PP y de VOX – y sus marcas blancas – hagan llamadas -más o menos expllícitas -a la rebelión de los cuerpos policiales, e incluso se puede interpretar que no sólo a las fuerzas policiales, para impedir la investidura de Pedro Sánchez no sólo me hace dudar de las convicciones democráticas de estos dirigentes si no que me alarma. Y la actuación de determinados jueces con sus resoluciones me produce aún un mayor desasosiego.

VOX vive ahora su momento de gloria pero no me extrañaría que a medio plazo tuviera un futuro similar al de Ciudadanos. Claro que tampoco sería de extrañar que el tema se les escapara de las manos y sus afines n la situación hacia la violencia y es conocido que ésta se sabe como empieza pero es muy difícil de acabarla.

Mas preocupante es la situación del Partido Popular y su política del “aquí vale todo” con tal de acceder al poder y por ello no tiene el menor escrúpulo en saltarse las reglas del juego, empezando por la propia Constitución. Este partido en vez de soluciones solo aporta crispación, denuncias, un sistemático boicot a las instituciones democráticas y una constante llamada a las protestas. Sin embargo está aislado con su mayoría minoritaria y su incapacidad de entenderse con nadie más que los radicales extremos.

Ahora las convocatorias de manifestaciones contra el PSOE se multiplican en todas las provincias con un seguimiento irregular, pero muy espectacular en la capital de España y con fuerte respaldo mediático.

Es preocupante que tantos fascistas hayan salido del armario, aunque uno prefiere creer que no son tantos pero que gritan mucho, mientras quienes las promueven tiran la piedra y esconden la mano.