Debate de investidura. Una ocasión perdida

19/12/2011

diarioabierto.es.

En medio de gran expectación y con la tribuna de invitados abarrotada de gentes prestas  a manifestar su solidaridad con el vencedor, Mariano Rajoy ha pronunciado su discurso en la sesión de su segura investidura como Presidente del Gobierno. El interés era lógico y todos esperaban que el líder del PP rompiera  el largo silencio que ha presidido su trayectoria política, y que se hizo clamoroso en la campaña electoral y en el tiempo transcurrido desde su victoria de las elecciones generales del 20N, e hiciera públicas sus ideas para enfrentar la crisis económica y para la gobernación del país en unos momentos de extraordinaria gravedad.

Sin embargo, todos se han quedado con las ganas. Rajoy expuso con un énfasis merecedor de mejor causa aquellos objetivos y principios con los que todos están básicamente de acuerdo, declaraciones de buenas intenciones, pero ni una sola pista  sobre lo que tiene previsto hacer para conseguirlos, sobre qué hacer para, como dicen los clásicos, pasar de las musas al teatro.

Tal vez el presidenciable Rajoy haya considerado prudente mantener deliberadamente la ambigüedad y mantenerse en el terreno de lo genérico para tranquilizar a las múltiples almas que habitan el PP, o, tal vez, haya considerado más oportuno no arriesgar propuestas que no sabe si va a poder, o le van a dejar, aplicar en el práctica. Porque el PP, después de haber insistido machaconamente en que el Gobierno Zapatero era el responsable de la crisis y sus consecuencias, ya ha cambiado su discurso para asumir que el margen de maniobra de los Gobiernos nacionales es más bien escaso.

En todo caso, salvo el anuncio de algunas  medidas concretas en cuestiones menores – la descongelación de las pensiones ya estaba en la agenda -, parece que su programa estará en línea con las denostadas políticas de Rodríguez Zapatero, políticas que, por otro lado, en ningún país han obtenido el más mínimo éxito, pero que son hegemónicas y dominantes ante la incapacidad manifiesta de poner en marcha otras alternativas.

La descalificación y la crítica es fácil, especialmente cuando la comparte la opinión pública, pero proponer, construir, impulsar,  patronear la nave en aguas turbulentas y con vientos huracanados es terriblemente difícil y arriesgado. Pero el electorado ha otorgado al PP una amplia mayoría y es para que su líder Mariano Rajoy lo haga, así que no le va a quedar más  remedio que mojarse, aún a sabiendas de que sus medidas serán cuestionadas y contestadas por propios  y extraños.

Rajoy siempre ha confiado en la prudencia, el silencio y la parsimonia para dejar tiempo a que los problemas se acabaran resolviendo por su si solos y, si no atenemos a lo ocurrido en los últimos años, la fórmula parece haberle dado resultado. Ahora la situación es tan grave y apremiante que las medidas, las que sean, no pueden esperar Así que lo mejor es que vaya conjurando a las meigas de su tierra gallega para que acudan en su ayuda y le socorran en el intento.

Lo malo es que ya hay más de cinco millones de parados y que todos los días se destruye empleo y, frente a esta realidad ni los buenos propósitos, ni las ocurrencias, ni las recetas ortodoxas de manual, valen. Y, sobre todo, los dramas de tantas personas y familias no admiten espera.

¿Te ha parecido interesante?

(+3 puntos, 3 votos)

Cargando...

Aviso Legal
Esta es la opinión de los internautas, no de diarioabierto.es
No está permitido verter comentarios contrarios a la ley o injuriantes.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.
Su direcciónn de e-mail no será publicada ni usada con fines publicitarios.