Que las declaraciones de Pedro Sánchez en Israel iban a levantar ampollas en las autoridades del país era de cajón. Al fin y al cabo sus dirigentes parece que están por encima del bien y el mal y una parte del mundo civilizado les da carta blanca para que cometan todo tipo de atrocidades saltándose toda la legislación internacional. Además tratan de relacionar las críticas a sus crímenes como una campaña antisemita y no dudan en calificar de “terrorista” todo el mundo que no comulgue con ellos. Para más inri presumen de ser un país democrático en el cual las detenciones preventivas están al orden del día.

En realidad todos han condenado la actuación terrorista de Hamas, pero el discurso de Israel pretende confundir esta organización con todos los palestinos. Por ello el presidente español dijo lo que muchos pensábamos y lo hizo en el marco adecuado y ante quien lo tenía que hacer aunque los aplausos de esta supuesta mayoría por la actitud de Pedro Sánchez no se dejaran oír.

Lo que ha sorprendido no es tanto la reacción de Israel sino la que ha tenido al PP. Yo dudo que los votantes de este partido (los de VOX ya no estoy tan seguro) rechazan las declaraciones de sus dirigentes en este tema. No creo que vean con buenos ojos los bombardeos a hospitales, escuelas o campos de refugiados, estoy seguro que rechazan los centenares de mujeres y niños muertos, o dejarles sin luz eléctrica ni recibir ayuda humanitaria, o los impunes asesinatos de los colonos a palestinos… Estoy convencido que muchos simpatizantes del PP están mucho más cerca de las declaraciones del presidente español (por mucha animadversión que le tengan) que las rotundas descalificaciones que los más altos cargos de esta formación han realizado por la postura de Pedro Sánchez. (Por cierto el PP tuvo una reacción muy diferente ante el cambio de actitud del Gobierno por el Polisario).

Es evidente que el presidente socialista aprovechó su viaje a Israel y Palestina para tratar de desviar la atención sobre el protagonismo creado por el proyecto de ley de amnistía, pero los populares con su política de descalificar todo lo que provenga del actual gobierno corren el riesgo de perder la credibilidad que puedan tener. Máxime cuando en la guerra del Oriente Medio la mayoría de los españoles respaldan la actitud de Pedro Sánchez que por una vez no hizo lo que se llama políticamente correcto.

Por otra parte el intento de los populares de llevar a Europa los problemas internos es, como mínimo, discutible. El debate sobre el estado de derecho en España resultó patético y apenas si despertó el interés de los eurodiputados españoles. Claro que en el trasfondo está la pugna del Partido Popular Europeo de controlar la Cámara tras las próximas elecciones europeas ahora que los vientos parecen soplar a favor de la derecha.

Volviendo al PP, han iniciado una pendiente peligrosa por que sus altisonantes declaraciones les arrastran en la dinámica de tener que hacer proclamas cada vez más gruesas por lo que pueden llegar a las próximas elecciones (gallegas, vascas y europeas) pasados de revoluciones y sin más aliados que los que tienen ahora.

A muchos esta deriva empieza a resultarles cansina.