El paro bajó en noviembre. Y la Seguridad Social perdió 11.500 afiliados medios. Sin embargo, esas cifras distan de reflejar la notable frenada del mercado de trabajo, que dibuja mejor el hecho de que el número de ocupados apenas creció la cuarta parte que antes de la pandemia, en términos desestacionalizados. Y que el Estado pasó a tomar el relevo, casi en solitario, del impulso creador de empleo.

Los datos del paro, como se dijo, no comunican esa realidad. De hecho, el paro bajó en noviembre en casi 25.000 personas, la segunda mejor cifra de la historia en ese mes. Sin embargo, la estadística del paro pasa de largo sobre una realidad con creciente protagonismo en el mercado de trabajo español, como es el contrato fijo discontinuo. Y en noviembre la Seguridad Social perdió de media unos 115.000 afiliados, respecto a octubre, con uno de estos contratos de actividad intermitente.

Por este motivo, la estadística de la Seguridad Social, si antes ya delineaba mejor el pulso laboral del país, hoy se antoja como un referente fundamental, por encima de la del paro.

¿Y qué cuenta esta estadística? Pues que el empleo crece una cuarta parte de lo hacía en noviembre en los años anteriores a la pandemia; concretamente, entre 2014 y 2019, cuando la afiliación subía casi en 39.000 personas ese mes, una vez eliminado en una estimación el influjo positivo o negativo del calendario. Es decir, el empleo crecía cuatro veces más antes de la pandemia que en el último noviembre.

El Estado toma el relevo

Pero las tablas de la Seguridad Social reflejan además otra realidad, como es el peso creciente del sector público en esta fase de la recuperación, tras la Covid, marcada por las tensiones inflacionistas derivadas de la Guerra de Ucrania.

Los datos del régimen general son claros. Mientras la hostelería perdía en noviembre más de 115.000 afiliados medios, con la clausura de la temporada larga de verano, y la educación se desperezaba finalmente tras el verano, con casi 40.000 nuevos afiliados —un 3,2% más—, los sectores que tomaban el relevo en la creación de empleo, esta vez en la seria con ajuste estacional, son las actividades relacionadas con el empleo, con 11.500 afiliados más —el 5,8%—; el grupo formado por sanidad, residencias y servicios sociales sin alojamiento, con 10.000 nuevos afiliados; sin olvidar otros sectores, estos sí, ligados al ímpetu privado, como son comercio, con 7.400 nuevos cotizantes; actividades postales, un 4,5%, en este mes del Black Friday; sin olvidar actividades profesionales, científicas y técnicas, con casi 2.000 nuevos cotizantes, en esta serie con ajuste estacional.

Entre tanto, y con una industria plana en términos de empleo, los autónomos perdían por su parte, un millar de cotizantes, en este mes poco propicio a su actividad (entre 2027 y 2019, se perdían de media 5.000 afiliados entre estos trabajadores por cuenta propia; esto es, cinco veces más.

Otra forma de verlo, aunque con retraso, es el registro que recoge el número medio de afiliados en los entes de Administraciones Publicas. Un registro que rondó en octubre los tres millones de afiliados (2,9 millones, con más precisión), tras crecer en más de cien mil afiliados en el último año, un 3,7%; especialmente en la Administración Estatal, en términos relativos —un 8%—.

Cien mil fijos discontinuos dejan de cotizar

Unas cifras más difusas, o completamente oscuras en la estadística del paro, que recoge una bajada del paro en 33.500 personas en noviembre, mejor que en el quinquenio anterior a la pandemia. Y que deja la suma total de parados en 2,73 millones de personas (-5%), la más baja en ese mes desde 2007. Y muy similar a la estimación con ajuste estacional.

Esta serie, sin embargo, no recoge, al menos con claridad, los 115.000 trabajadores con contrato fijo discontinuo que dejaron de cotizar en el último mes, desde los 1,03 millones de octubre, hasta los 915.000 de noviembre, de media en ambos casos.

Lo que sí se nota es que la gente ha estado trabajando. Y han generado derechos a la prestación por desempleo. En octubre, un 67% de los parados gozaron de ayudas, cuatro puntos más que un año atrás, lo que generó un gasto superior en un 7,3% al del año pasado, unos 1.820 millones solo en octubre.

Aun así, según destacó el ministerio de Trabajo, se prevé finalizar el año con un superávit de unos 5.700 millones de euros en cotizaciones por desempleo, fruto de recaudar 27.300 millones y de gastar unos 21.600 millones. Lo que supone batir un récord “en dos años consecutivos”, señalan desde el ministerio que dirige Yolanda Díaz.