Las personas sobreviven a los imperios

08/12/2023

Miguel Ángel Valero. "El tiempo de los caballos blancos. La Ilíada palestina", de Ibrahim Nasrallah, describe una aldea durante la ocupación turca, británica e israelí.

‘El tiempo de los caballos blancos. La Ilíada palestina’ es una monumental obra de Ibrahim Nasrallah, poeta, novelista, profesor, periodista, pintor y fotógrafo nacido precisamente en un campo de refugiados palestinos en Amán (Jordania). Es monumental por su extensión (615 páginas), su temática (las sucesivas ocupaciones turca, británica e israelí de Al-Hadiya, que significa ‘la tranquila’), por la traducción del árabe al castellano realizada por Moayad Sharab, y por el acierto de Universo de Letras de editar esta obra en plena invasión israelí de Gaza.

Resulta monumental también porque, como escribe Eugenio García Gascón en el prólogo, «es un feliz contrapunto a la abundante literatura sionista sobre la mítica creación del estado de Israel». Y porque es «una magistral lección de historia que refleja fielmente lo ocurrido en el pasado y lo que sigue ocurriendo».

Pero sobre todo es monumental por su planteamiento central: «nadie puede ganar para siempre, ninguna nación ha sido nunca vencedora permanente»; «si los hombres creen que sobrevivirán a un imperio, lo harán».

Y porque considera que «la tierra no era más que un profundo desfiladero en el universo». Y que «sus recuerdos no eran más que sueños, que sus sueños eran ilusiones y que las aflicciones que habían sufrido y los sacrificios que habían pasado con el fin de preservar su tierra habían sido en vano»

También, porque deja muy claro que «la peor bestia que Dios ha creado es el ser humano, y la peor bestia que los seres humanos han creado es la guerra». El represor británico en Palestina, Edward Peterson, escribe en un poema la noche después de asesinar a un héroe de la Resistencia que «si quieres llegar a casa vivo, odia a tu enemigo».

La obra de Nasrallah muestra datos que pueden sorprender: el número de ejecuciones durante los seis años de ocupación británica de Palestina fue mayor que durante los 30 años de dominio turco. Y la destrucción de la casa del presunto terrorista, costumbre muy extendida en Israel, ya era un castigo muy extendido durante la ocupación británica.

También que la respuesta británica a la revolución palestina de 1936-39 (justo cuando España sufría la guerra civil tras el golpe de estado del general Franco) fue la organización de escuadrones de la muerte, compuestos por soldados del Reino Unido y fuerzas sionistas. Al final, no hay nada nuevo bajo el sol.

Los sionistas lanzaron el 17 de marzo de 1937 bombas contra un café en Jerusalén, contra un mercado en Haifa (6 de julio de 1938), asesinaron funcionarios británicos, tomaron como rehenes a ciudadanos de ese país (lo que imitará años después Hamás), volaron la embajada del Reino Unido en Roma (1946), enviaron cartas bomba a políticos británicos. Y el cabecilla de muchas de estas operaciones terroristas fue Menahem Begin, que llegó a ser primer ministro de Israel

Al margen de la geopolítica y de la barbarie israelí en Palestina, el libro es una buena oportunidad de conocer la cultura palestina y desmontar el mito del machismo árabe, como el refrán «año de niñas, buena cosecha; año de niños, sequía». Y de su sabiduría: «los años que pasan son como los dedos de la mano: no hay dos exactamente iguales».

Y de lo que significan los nombres: Nayi es «quien sobrevive a las dificultades», y Amal, «esperanza», no en vano es femenino.

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