Con el telón de fondo de las movilizaciones contra el PSOE y los llamamientos al odio y el linchamiento de su dirigente y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el pleno del Congreso debatió y aprobó la toma en consideración de la amnistía propuesta por los socialistas. Votaron a favor 178 diputados y en contra 172 de las derechas coaligadas PP y Vox, a los que se sumó la representante de Coalición Canaria.

El pleno aprobó asimismo por mayoría absoluta la constitución de tres comisiones de investigación relacionadas con el espionaje y la incriminación de los independentistas catalanes: una sobre la “operación Cataluña”, impulsada por el ministro del Interior Jorge Fernández Díaz con la llamada “policía patriótica”, otra sobre sobre los atentados yihadistas de Barcelona y Cambrils del 17 de agosto de 2017, sobre los que se sospecha que los servicios secretos del Estado (CNI) tuvieron información previa capaz
de evitarlos, y otra sobre el espionaje a políticos y líderes sociales, en su mayoría catalanes, con el virus Pegasus.

El portavoz socialista Patxi López presentó la amnistía como una medida plenamente
constitucional y necesaria para inaugurar un nuevo tiempo en Cataluña y en las relaciones con España.

Recordó la quiebra de la convivencia en 2017 y los malos resultados de la política errática del presidente Mariano Rajoy (PP) con Cataluña desde 2012, incriminando a los presidentes de la Generalitat y apelando al Poder Judicial contra los independentistas hasta alcanzar el punto de no retorno, el referéndum del 1 de
octubre de 2017 y la quiebra de la convivencia. “Ésa fue la herencia del PP”, dijo antes de recordar los pasos que el Ejecutivo de Pedro Sánchez ha ido dando para restablecer la convivencia (indultos y reformas de los delitos de sedición y prevariacación). “Hoy la situación en Cataluña es infinitamente mejor; hemos recuperado la política y vamos a abrir un tiempo nuevo”, afirmó después de refutar el
argumentario de las derechas contra la amnistía. “Ustedes juegan a meter miedo y nosotros queremos sembrar esperanza”, concluyó el exlehendakari su primera intervención.

Subió a la tribuna de oradores el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, y lanzó una andanada furibunda: “¡Esto es una vergüenza nacional y un bochorno internacional!”, espetó a la bancada socialista. Se mofó del “jurista López” y aseveró que “la gran mayoría de los españoles no estamos dispuestos a que nos arrebaten ni nuestros derechos ni nuestra democracia ni nuestra Constitución. En defensa de todo eso
y de todos esos doy la cara para decir NO al atropello a nuestro Estado de Derechos y SÍ a la igualdad ante la ley de todos los españoles”. Su monólogo no varió respecto a la profusión de mítines que viene pronunciando desde antes de la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno tras negociar la amnistía con los dirigentes de Junts per Catalunya, encabezados por Carles Puigdemont, residente en Bruselas desde 2017 para eludir la acción judicial contra él, y con ERC.

A continuación reprochó al presidente Sánchez el hecho de que la amnistía sea la primera ley que presenta en la nueva legislatura. Patxi López le recordó que la proposición de ley ha sido presentada por el Grupo Socialista, no por el Gobierno. “La primera ley del Gobierno, de la que estamos muy orgullosos, es la de la paridad”, puntualizó, aunque al líder conservador le resbaló la precisión. El trazo grueso, su
elemento, le llevó a abundar en que a Sánchez sólo le interesa el poder y no le importa la pobreza que afecta a “uno de cada cuatro españoles” ni el paro juvenil ni las políticas sociales. “La amnistía es el primer paso de una investidura que han comprado”, subrayó. “¡Nada por los españoles, todo por Pedro Sánchez, todo por siete votos!”, clamó antes de pronunciar de acusar de “corrupción política” al Presidente, que no pudo asistir al pleno debido a sus compromisos internacionales.

Feijóo, que entiende que es corrupción “cambiar impunidad por poder”, intentó lucirse soltando por su laringe una sucesión de púas que convierten la amnistía en un erizo intocable. Pero, sobre todo, quiso dejar patente que “esta es la sesión más triste desde el 23 de febrero de 1981”. Se refería a la irrupción armada y con tiros en el hemiciclo, protagonizada por Tejero al frente de trescientos guardias civiles como parte del golpe de Estado militar del 23-F. De este modo llamó “golpistas” indirectamente a
todos los grupos que se han pronunciado a favor de una medida de gracia perfectamente constitucional, como recordó el socialista López al citar la sentencia del Tribunal Constitucional de 1986 al respecto y explicó impecablemente el portavoz del PNV en este trámite Mikel Legarda.

López replicó a Feijóo que “la sesión más triste de la democracia fue cuando hubo que utilizar la moción de censura para echar al Gobierno más corrupto de este país”. Después de reprochar al PP su rechazo a todas las medidas sociales del Ejecutivo progresista de Sánchez, desde la subida de las pensiones, al aumento de las becas, pasando por el incremento del salario mínimo, reafirmó el propósito de la norma, que es sumar, integrar y “superar el conflicto del pasado”.

López, que acusó a la derecha de mentir permanentemente y de optar por la política del miedo, recibió, sin embargo, escaso apoyo de los nacionalistas catalanes. El portavoz de ERC, Gabriel Rufián pronosticó el referendo de autodeterminación
en la próxima década, y el de Junts en este trámite, José María Cervera, se limitó a reproducir frases de ruedas de prensa de Puigdemont y a recordar la derrota militar de los catalanes hace tres siglos cuando optaron por don Carlos de Austria frente a los Borbones.

Los improperios contra los socialistas no impidieron que éstos sumaran sus votos al PP en una proposición para ampliar el puerto de Valencia.