Cajamar deja los agentes financieros para atender las zonas rurales con empleados

16/01/2024

Miguel Ángel Valero. Las agencias se han incorporado a la cooperativa de crédito como puntos de atención presencial o ventanillas de oficinas rurales, de las que dependen.

Cajamar cambia radicalmente su estrategia de atención a las pequeñas poblaciones rurales, de 500 a 1.500 habitantes, fundamentalmente. Y lo hace volviendo al personal propio, en vez de recurrir, como hasta ahora, a figuras como los agentes financieros.

De esta forma, la mayor cooperativa de crédito de España se desmarca totalmente del resto de la banca a la hora de atender a las pequeñas poblaciones rurales y de combatir la exclusión financiera.

«Se trata de una decisión de la entidad de tener presencia y proporcionar servicios financieros en pequeñas poblaciones rurales (en su mayor parte, de 500 a 1.500 habitantes) con personal propio en lugar de con agentes. Así, las agencias que teníamos anteriormente, en 2023 se han incorporado a la red de oficinas de Cajamar como puntos de atención presencial o ventanillas de oficinas rurales, de las que dependen», explican en Cajamar.

Esta decisión estratégica explica que los 121 agentes financieros que tenía Cajamar en 2023, según el ranking de Intelect Search, hayan desaparecido de la clasificación de 2024.

Desde 2019, agentes en lugar de cierre de sucursales

Desde que se aceleró el cierre de sucursales por parte de la banca, agravando el problema de la España vaciada, en Cajamar, la cooperativa de crédito y la caja rural más importante de España y la entidad principal del grupo encabezado por el Banco de Crédito Cooperativo, recurrieron, sobre todo desde 2019, a la cesión de oficinas que nunca iban a ser rentables a agentes financieros.

La gran ventaja de este modelo es que el cliente no nota la diferencia, aunque en el rótulo de la sucursal queda meridianamente claro que está siendo gestionada por un agente ”colaborador”, que es el término que prefieren en Cajamar.

En muchos casos, esas sucursales son gestionadas por antiguos empleados de Cajamar.

A diferencia de otras entidades, donde el agente financiero corre con los gastos operativos de la sucursal, Cajamar es quien asume esos costes. El agente ”colaborador” tiene con la cooperativa de crédito una relación de autónomo, y recibe una comisión si consigue aumentar la cartera de clientes y el negocio que ha heredado.

En los núcleos de población donde es imposible atender con oficinas propias o con agentes ”colaboradores”, Cajamar dispone de sucursales itinerantes, que se desplazan en unos casos una vez a la semana y en otros una vez cada 15 días a esas localidades.

A 30 de septiembre de 2021 el Grupo Cajamar cuenta con 151 agencias que son atendidas por 115 agentes financieros. La mayor parte, antiguos empleados, que decidieron continuar su relación con la entidad financiera haciéndose cargo, como agentes financieros, de sucursales que iban a cerrar al no ser rentables. Algunos agentes financieros atienden más de una población y/o agencia. De ahí la diferencia entre el número de profesionales y el de las agencias.

Es un modelo en el que todos ganan. Cajamar saca de su balance sucursales que generan costes, reduce su plantilla, pero mantiene el negocio y los clientes que tienen esas oficinas. Al mismo tiempo, combate la exclusión financiera y garantiza el acceso a los servicios bancarios básicos de poblaciones en zonas rurales con un número de habitantes insuficiente para mantener abierta la sucursal.

El exempleado de Cajamar, fundamentalmente prejubilado, mantiene la relación con la entidad aunque ya no sea laboral (lo normal es que se haya convertido en autónomo o en sociedad limitada), obtiene unos ingresos como agente financiero, y conserva los clientes a los que atendía cuando estaba en la sucursal.

El cliente prácticamente no nota que la sucursal de Cajamar ha cerrado. Tiene acceso prácticamente a los mismos productos y servicios que tenía en la oficina, ahora reconvertida en agencia. Y al ser el agente financiero un antiguo empleado de la sucursal, se conserva la relación de confianza.

Pero ahora Cajamar cambia de estrategia y prefiere atender esas poblaciones rurales con empleados propios, no con agentes financieros. Otras entidades están examinando con atención esa iniciativa, porque supone un giro radical en el combate contra la exclusión financiera.

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