Cerro Garabitas y Puente de la Culebra

30/12/2011

Luis García. Junto a otros buenos propósitos que os hagáis por estas fechas no estará demás que incluyáis el de andar. Si vuestra lista ya está tan llena que no cabe ningún epígrafe nuevo, lo podéis asociar a otros ya existentes como el de hacer ejercicio, perder peso, o dedicar un tiempo para la relajación y disfrute.

Andar es algo para lo que no se necesitan grandes inversiones, ni largos desplazamientos. Incluso viviendo en un medio urbano siempre hay un parque que ofrece más posibilidades de las que en un principio parece.

En Madrid, por ejemplo, está la Casa de Campo con una extensión de 1.700 hectáreas, y un perímetro de 16 kilómetros. En él se pueden realizar excursiones de considerable longitud, disfrutar de la naturaleza, y visitar lugares de interés histórico.

Desde la Puerta del Río podemos ver como este parque quedaba unido, en línea recta, a través del Puente del Rey, con la puerta del Palacio de Oriente que da al Campo del Moro. Caminando hacia el interior, a nuestra derecha queda el palacete que fue pabellón de caza, y los restos de jardines y construcciones de recreo, que desde hace tiempo están en proceso de restauración.

No vemos ninguna corriente de agua; pero estamos en la cuenca del Arroyo Meaques, ahora represado por el dique que cierra El Lago. A nuestra izquierda quedan las huertas que proveían de hortalizas y verduras a Palacio.

A nuestra derecha sale el Paseo  de Piñoneros, jalonado de arboles en los que se han establecido las cotorras; sus nidos colectivos hace que parezcan pequeños los de las cigüeñas.

A menos de dos kilómetros del inicio de ese paseo, se aparta por la izquierda la carretera que, con otro par de kilómetros, nos lleva al Cerro Garabitas; un cerro fácil de identificar por la torre de vigilancia de incendios que hay en su cumbre, y que en la Guerra Civil fue escenario de enconados combates.

La razón por la que ambos bandos se disputaron encarnizadamente la posesión del cerro, es que desde él se avista la ciudad de una forma privilegiada, por lo que las tropas de Franco instalaron allí su artillería y, tomando el edificio de la Telefónica como referencia, descargaban fuego sobre la Gran Vía, que en aquellos años llegó a ser conocida como la Avenida de los Obuses.

Hasta este punto hemos andado poco más de 5 kilómetros desde el inicio de la excursión, pero para no perdernos una de las perlas de este parque debemos dirigirnos a la zona de El Zarzón, donde está el Puente de la Culebra, una obra diseñada por Sabatini, con más intención artística que finalidad práctica, ya que se trata de un puente bastante estrecho y en zona poco transitada.

Desde el cerro Garabitas al Puente de la Culebra son seis kilómetros y la manera de recorrerlos  evitando posibles extravíos es dirigirnos al Oeste hasta topar con la tapia del parque a la altura de la Puerta de Húmera, y dejando el muro a nuestra derecha, tomar rumbo Sur hasta llegar al cauce alto del Arroyo Meaques, que es donde está el puente.

Si desde el puente remontamos el arroyo encontraremos de nuevo la tapia, y por una pequeña puerta podremos salir de la Casa de Campo, a medio kilómetro de la estación Ciudad Jardín de la Línea 10 de Metro.

Cartografía

Además de los mapas a 1/50.000 y 1/25.000 del Instituto Geográfico Nacional y del Servicio Geográfico del Ejército, hay uno  a escala 1/10.000 editado por Miguel Ángel Delgado y Luis López Vázquez, lógicamente, muy detallado y os lo recomendamos si queréis explorar este parque.

Transportes

La Línea 10 de Metro cruza la Casa de Campo y dentro de ella tiene las estaciones de El Lago y Batán. Fuera del parque pero próximas a él están las de Casa de Campo y Ciudad Jardín. Más distante pero lo suficientemente cercana como para ir desde ella a la Puerta del Rio, lugar que hemos sugerido para iniciar la excursión, está la estación de Príncipe Pío, donde también hay trenes de Cercanías y numerosos autobuses interurbanos que tienen su parada en el Intercambiador.

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