Granja animal

02/02/2024

Josep M. Orta.

George Orwell (1903-1950) fue un escritor y periodista británico comunista y antiestalinista que al final de su vida publicó dos novelas que guardan muchos paralelismos con lo que sucede hoy en España. Se trata de “1984” y “Rebelión en la granja”

En “1984” describe la situación de un estado totalitario, con partido único, y que cuenta sólo con cuatro ministerios que controlan rigurosamente la vida de sus ciudadanos a partir del Gran Hermano que vigila constantemente a sus ciudadanos, tanto en sus actos públicos como en la intimidad. El ministerio del amor trata de inculcar un amor reverencial al gran hermano y es el encargado de reeducar y torturar a los disidentes e inculcar el amor los principios del partido único por encima de todas las cosas, El segundo, de la paz, trata de agudizar los conflictos externos para demostrar a sus súbditos los beneficios de la paz interna. El tercer ministerio, de la abundancia, esclaviza a sus ciudadanos para que logren los objetivos de una economía planificada y para ello no duda en provocar grandes hambrunas. Finalmente el ministerio de la verdad depura los hechos del pasado para adaptarlos a la versión oficial del momento.

La segunda obra, “Rebelión en la granja” explica el amotinamiento de unos animales para expulsar al granjero y constituir una sociedad igualitaria en la que todas las bestias tuvieran un trato de igualdad. Unos de los principios es que todos los animales aprendieran a leer para que pudieran leer los siete principios que regían en la granja. Al poco tiempo los cerdos se fueron adueñando del poder y no tardaron en reescribir los principios igualitarios en una dictadura. Empezaron señalando que unos animales eran más iguales que otros hasta llegar a esclavizar al resto de la granja y violar todos los principios fundacionales.

Cualquier parecido con la realidad no siempre es una coincidencia. Si interpretamos bien los textos del escritor inglés encontraremos en las dos obras se adaptan en gran medida a la situación que vivimos en España, desde las autorizaciones judiciales para intervenir teléfonos y controlar la vida de los ciudadanos como hacía el gran hermano hasta criminalizar la disidencia equiparándola al terrorismo, además de sacralizar la Constitución aunque al igual que hacían los dirigentes de “Rebelión en la granja” cambiando a conveniencia el contenido de la misma y reinterpretando constantemente las leyes y haciendo ingeniería judicial con las leyes como los servicios secretos y la policía hacen de algunos atestados bajo el inquietante paraguas de los secretos oficiales.

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