La asfixia empresarial

07/02/2024

José María Triper.

Semioculto por las grandes cifras del crecimiento del PIB y del empleo, los datos de la
Contabilidad Nacional del año pasado revelan una situación, más que preocupante, de
alarma para el futuro inmediato de la economía española, al constatar una caída de la
inversión empresarial del 4,8% durante el cuarto trimestre, siendo la inversión en bienes de equipo y construcción, dos motores básicos de la actividad, la única variable que no ha recuperado todavía los niveles anteriores a la pandemia del COVID. Y lo  más grave del asunto es que tanto la gran mayoría de los organismos nacionales e internacionales y de los analistas privados coinciden en afirmar que no existen indicios de que se vaya a reactivar a lo largo de este 2024.

Caída de la inversión empresarial española que se añade al también descenso del 23,3% en la llegada de inversiones extranjeras, 5.571 millones más que en el ejercicio
precedente, y que está especialmente vinculada al deterioro de la imagen de España
entre los inversores internacionales que detectan en nuestro país una fuerte inestabilidad política, una muy inquietante inseguridad jurídica y un intervencionismo perturbador por parte del Gobierno, más rayano con los regímenes totalitarios y las dictaduras de América Latina que con las democracias occidentales, respetuosas con la economía de libre mercado y la libertad de empresa.

“Hay muchas inversiones paralizadas que no se van a recuperar”, apunta responsables
de la patronal CEOE que, al igual que los analistas consultados responsabilizan a un
política tributaria esquilmatoria y abusiva como uno de los elementos claves en esta
fuga de inversiones. “Las empresas invierte menos porque esta asfixiadas fiscalmente”,
aseguran. De hecho, el último informe sobre Competitividad Fiscal, elaborado por el
Instituto de Estudios Económicos (IEE) constata que los ingresos tributarios de
Hacienda en 2022 y 2023 alcanzan máximos históricos superando en más de 50.000
millones de euros la recaudación de 2019, un 23,4% más, duplicando el 11,5% en que
ha crecido el PIB nacional en ese periodo.

A ello se añaden factores como la subida unilateral del Salario Mínimo Interprofesional
(SMI) y de las cotizaciones sociales, la propuesta de reducción de la jornada laboral, el
absentismo, el desprecio del Ejecutivo al diálogo social, su política agresiva hacia las
empresas y la ruptura de la unidad de mercado.

Recordar aquí que el Financial Times, el prestigioso periódico británico referente para
empresarios, inversores y tomadores de decisiones en las instituciones financieras más
grandes del planeta, alertaba sobre una fuga de inversiones en España como
consecuencia de la amnistía que el Presidente del Gobierno ha pactado con el
delincuente fugado de la Justicia, Carles Puigdemont, para seguir en La Moncloa. En la
misma línea los resultados de la encuesta realizada por Bank of América entre grandes
inversores, que evalúa las opiniones de 265 gestores de activos a nivel mundial, revela
que tras la aprobación del proyecto la ley de amnistía y los pactos con SUMAR para
asegurar la investidura de Pedro Sánchez y la formación del gobierno, España ha pasado a ser la última elección entre los mercados de renta variable favoritos para invertir en los próximos doce meses.

Con estas panorama negativo en la inversión todas las expectativas de crecimiento del
PIB durante este año se depositan en la inversión pública y el consumo privado,
variables también seriamente condicionadas. La primera por la obligación a la vuelta de las reglas fiscales de déficit y deuda de la Unión Europea, además de por la evolución
de los conflictos bélicos de Ucrania y Oriente Medio. Y en el caso del consumo, los
datos de un reciente informe del BBVA Research confirman que la recuperación del
consumo privado pierde vigor, desde el 5,95 anual en el bienio 2021-2022, hasta sólo el 2% en 2023-202, consecuencia del “aumento de los costes de financiación que
contrarresta el incremento moderado de la renta, la riqueza financiera neta y las
expectativas de los hogares”.

El que tenga ojos para ver, que vea, y el que tenga oídos para oír, que oiga.

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