Es más, en la reunión de este jueves nadie planteó la posibilidad de bajar los tipos de interés. Tan solo se ha acaban de comenzar el debate sobre el ajuste de su postura restrictiva. Todos coinciden en que se «requiere» mucha más información en los próximos meses» para tener mayores certezas de que es posible bajar los tipos.
Por las explicaciones de Lagarde sobre los datos que esperan, la presidenta del BCE tras reconocer que se están viendo movimientos en la buena dirección se necesita que éstos sean más fuertes y duraderos.
Previsiones más optimistas
De momento, el BCE ha mejorado sus previsiones de inflación para este año y 2025 gracias a los menores precios de la energía: este año se situará en el 2,3%, tres décimas aun por encima del objetivo; y en 2025 se logrará el deseado 2%. En 2026 incluso llegará al 1,9%. El problema estriba en la inflación subyacente, que todavía se encuentra sin controlar del todo, de forma que para este año se situará en el 2,6%; en 2025 bajará al 2,1% y, por fin, en 2026 logrará también el objetivo del 2%.
Pero la inflación no es el único dato a tener en cuenta por el BCE. La presidenta de la entidad ha confirmado que también están siguiendo muy de cerca los salarios de los trabajadores y los beneficios de las empresas: «El coste laboral unitario y el beneficio unitario son dos elementos a los que estaremos especialmente atentos y seguiremos estando atentos», ha explicado.
En este sentido, Lagarde ha concretado que en estos momentos el centro de la preocupación se encuentra en la inflación interna, que es la que depende de los servicios, intensivos en mano de obra y muy sensibles a la evolución de los salarios. Por tanto, esperarán a que los salarios comiencen a moderarse, y también a confirmar que los beneficios son capaces de absorber los aumentos salariales.
Tras estas explicaciones, Lagarde ha asegurado que el BCE no va a esperar a que la inflación baje al 2% (lo que se espera para 2025) para bajar los tipos de interés. También considera que el enfriamiento económico que están produciendo unos tipos tan elevados, se justifica asegurando que no se trata de «sacrificar el crecimiento del PIB» porque las proyecciones del BCE sobre el PIB confirman que habrá recuperación en 2024, y sobre todo, en 2025 y 2026.
Lagarde aún no ha decidido el ritmo de descenso de los tipos
Una de las cuestiones que aun no han despejado los miembros del BCE es a qué ritmo y porcentaje se reducirán los tipos de interés, aunque comiencen a bajar en junio. Una vez más, Lagarde ha recordado que es mejor no comprometerse con ningún digito porque todo dependerá de lo datos.
«No me comprometería con ningún tipo de ritmo o magnitud porque seguiremos dependiendo de los datos», ha asegurado, a lo que agregó que seguirán observando la evolución de la economía, cómo evoluciona el mercado laboral, si se moderan los salarios o el efecto del ajuste en la financiación de la economía. Todos estos factores determinarán los movimientos de la política monetaria del BCE.
Para Lagarde los movimientos que está haciendo la Fed no van a influir en las medidas que adopte el BCE, que sólo se basarán en el diagnóstico de la institución europea.
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