Cepsa, la segunda mayor petrolera española, obtuvo unas pérdidas netas de 233 millones de euros en 2023, en contraste con el beneficio de 1.100 millones del año anterior. La razón, los 323 millones millones de euros que tuvo que pagar a Hacienda por el 1,2% de las ventas de la la compañía.

A ello se sumó también la venta de activos en Abu Dabi, en un año en el que el grupo sentó las bases para su estrategia de transformación a negocios más sostenibles. Otro factor que tampoco se puede olvidar son los precios a la baja de los combustibles, si bien los márgenes de ganancias se mantuvieron estables en el área del refino.

Con todas estas circunstancias en contra, Cepsa registró una contracción del 52% del beneficio bruto de explotación, que pasó de los 2.900 millones de 2022 a 1.400 millones en 2023. A su vez, el flujo de caja operativo retrocedió un 27% hasta los 1.216 millones frente a los 1.549 del ejercicio anterior.

La venta de todos los activos de hidrocarburos de Cepsa en Abu Dabi afectó de lleno a los resultados de la compañía, ya que esos activos representaban la mitad de su negocio de exploración y producción. El resultado en este área no deja lugar a dudas, al caer su beneficio bruto de explotación por debajo de los 500 millones cuando un año antes registraba cerca de los 1.900 millones. Este capítulo de la cuentas de resultados de la energética por si solo afecta de lleno a los resultados finales.

Por su parte, la división de energía (refinería, venta de combustibles, carburantes, electricidad) mejoró ligeramente al pasar resultado de explotación de 828 a 830 millones. La empresa achaca este leve avance al deterioro de los márgenes de refino y las ventas por el deterioro sufrido en el tramo final del ejercicio.

La unidad de negocio peor parada fue la de química, aunque este empeoramiento no fue exclusivo de Cepsa ya que el resto de las petroleras europeas también sufrieron las mismas consecuencias. En este área, el beneficio bruto de explotación pasó de 382 a 233 millones, es decir, un 42% menos. Cepsa explica que este resultado obedeció a la «reducción de volúmenes vendidos» por la ralentización de la economía, la caída de la demanda y un descenso de los precios. La petrolera explica que a partir desl segundo semestre de 2023 se produjo una recuperación de las ventas que compensó en cierta medida los efectos de la economía y la demanda.

Por lo que respecta a la deuda de la compañía, 2023 fue un año de alivio, al lograr reducirla un 17% y recortarla por debajo de los 2.300 millones de euros. Cepsa optó el pasado año por aprovechar el buen resultado de la generación de caja de 2022 que le permitió cubrir íntegramente los vencimientos durante un lustro. La liquidez de la compañía había acabado en 2022 en 4.300 millones.

Cepsa, propiedad del fondo soberano del emirato de Abu Dabi y de la estadounidense Varlyle, ha optado por ser una de las primeras petroleras en hacer la transición hacia las renovables. Para alcanzar este objetivo ha optado por aumentar su inversión en energías sostenibles al pasar del 23% al 40% (723 millones), al tiempo que se ha desprendido de su negocio de exploración y producción.

Con esta estratiga, el presidente ejecutivo de Cepsa, Maarten Wetsellar, explica que espera convertirse esta misma década en «el proveedor europeo líder en soluciones de energía y movilidad sostenibles. Confío en que la fortaleza de nuestra compañía y el apoyo de nuestros accionistas, junto con el respaldo normativo adecuado, abrirán una nueva era para el desarrollo de energías limpias y la creación de empleo de alta calidad en beneficio de todos”.

Además de que se adopte una decisión sobre el impuesto a las energéticas, en Cepsa también esperan que se aclare la regulación sobre el hidrógeno, con la asignación de subvenciones.