Dos realidades paralelas para una misma España

16/03/2024

Maite Vázquez del Río.

Desde el pasado 23 de julio de 2023 los españoles asistimos a dos realidades paralelas de España. Por un lado, la del Gobierno y sus socios, ese totum revolutum que va desde los conservadores vascos (PNV), a la izquierda de Sumar y Bildu hasta llegar a los independentistas de ERC (republicanos también) y Junts (conservadores). El Gobierno de Pedro Sánchez parece estar aprendiendo a hacer encaje de bolillos para poder sacar adelante sus políticas, aunque de momento solo ha salido adelante la prórroga de las medidas anticrisis y, cómo no, el anteproyecto de la ley de amnistía que ahora se encuentra en la demora que le aplicará el Senado. Todo lo demás está en capilla.

Y, por otro lado, en la otra realidad está el resto, con el PP encabezando una oposición que desde el ámbito nacional y europeo intenta frenar todas las políticas del Gobierno. Con Vox tapando sus agujeros internos, pero firme en su ideología de acabar con el sistema establecido. En esta realidad paralela se encuentra que España se está rompiendo, hay mensajes tan apocalípticos como que las políticas desarrolladas son como una bomba atómica para España. Como si nada fuera a sobrevivir tras la amnistía, como si todo el orden democrático y constitucional fuera a estallar por los aires y la economía fuera a una quiebra irremisible. Desde la derecha y ultraderecha, la realidad es la de una España que está agonizando y el único antídoto que existe para salir de la situación son ellos.

PSOE y PP deben acostumbrarse a que ya no son los únicos partidos llamados a gobernar a España en solitario. La sociedad ha evolucionado y existen minorías a las que hay que tener en cuenta, porque son también la nueva España del siglo XXI. No por los independentistas que, al fin y al cabo, se siguen agarrando a las reglas constitucionales existentes, se presentan como cualquier otro partido a ocupar los escaños en el Congreso y el Senado y a sus respectivos gobiernos y parlamentos autonómicos para participar en la elaboración de las leyes destinadas a mejorar la vida de los españoles. También han surgido otras corrientes como la ecológica o los animalistas. Todos piensan también en mejorar España y al planeta.

Con esta correlación de fuerzas políticas, donde los más ‘viejos’ y experimentados partidos siguen salpicados y hasta hundidos en la corrupción, es con la que tenemos que vivir y a los que votar los ciudadanos. No hay más, aunque echemos en falta políticos de raza, con carisma, oratoria y principios; a los que les importemos más los ciudadanos y no sus propios partidos.

Pero en estas realidades paralelas, desde el buenismo sanchista a la apocalipsis de los populares, llama la atención que fuera de nuestras fronteras lo que ven es un rifirrafe emprendido por el PP en las instancias europeas donde intenta hacer la mayoría de los populares europeos. Lo que en España no ha podido hacer por las urnas lo intenta hacer con sus colegas europeos. Sigue sin aceptar los resultados electorales que le valen en Extremadura, Castalla y León o Valencia, pero no para el Gobierno de la nación. Y sigue erre que erre, empecinado en no renovar el órgano de los jueces (CGPJ), después de más de cinco años, ni con la mediación de su colega Reynders. ¿Qué otro país ha pedido a la UE que intervenga en sus políticas nacionales? ¡Vaya papelón les está obligando a hacer! Y también la tan ansiada por el PP Comisión Venecia ha destacado que la amnistía es un paso en la buena dirección para la convivencia, sin la que no podría salir adelante ninguna ley.

Y también está la visión que desde fuera tienen de nuestra economía. Frente a la quiebra irremediable, desde las previsiones del Banco de España, de los servicios de estudios de los bancos, de los informes económicos de la UE, del FMI y de la OCDE, la realidad (no paralela, sino real) es que la economía española va a crecer por encima de la media europea. Agencias de calificación como S&P y Moody’s también opinan lo mismo.

Y lo que vemos los ciudadanos no es otra cosa que un barullo político en el que nos intentan distraer con acusaciones de fraude y corrupción de lo que nos preocupa. Hasta en el denostado CIS de José Félix Tezanos dice a los políticos que estamos preocupados por la evolución de la economía, el paro, la sanidad o la educación También nos preocupa la clase política por los derroteros a los que están llegando.

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