Demagogia laboral

08/05/2024

José María Triper.

La ministra Yolanda Díaz, que se dice de Trabajo, pero que desempeña el cargo con dedicación de fijo discontinuo, sin asumir el naufragio de una contrarreforma laboral que en lugar de crear empleo lo que hace es repartirlo, se descuelga ahora con otras dos ocurrencias, fruto más de la demagogia populista que del conocimiento de la realidad económica y empresarial, y cuya aprobación, si lo consigue, puede acelerar el descalabro de un mercado laboral en caída libre.

Imponer desde el gobierno con una mentalidad palmariamente intervencionista una reducción de la jornada laboral y el abaratamiento del despido, con aclamación cómplice de CCOO y UGT -sindicatos que han dejado de representar a los trabajadores para convertirse en organizaciones burocráticas al servicio de los partidos políticos- en un país con más de 3,5 millones de parados reales es una forma de voladura sin control de una contratación que ya empieza estar sin pulso y en declive.

Los propios datos del gobierno correspondientes al pasado mes muestran que ha sido el peor abril desde el inicio del siglo, con la excepción de 2013 y 2021, años  lastrados por la crisis financiera y la pandemia del COVID, lo que pone de manifiesto que se está frenando la activación en el empleo. Y siendo este un mes tradicionalmente positivo para el empleo los contratos de carácter indefinido sólo suponen el 44% del total, un 3,48% menos que en el mismo mes de 2023 y de ellos sólo el 42% son contratos a tiempo completo.

Una evidencia que invita a preguntarse, que si se han registrado más de medio millón de contratos de trabajo indefinidos y  más de 1,2 millones en total, ¿cómo es posible que el paro sólo disminuya en 60.503 personas? Es decir, que se están produciendo en la práctica tantas rescisiones de contratos como altas se producen y se mantiene una alta rotación en el empleo. Como exponen desde el Gabinete de Estudios de USO en España se realizan más contratos indefinidos que personas los han suscrito, 29.582 de ellas han sido objeto de más de un contrato indefinido. “Son contratos que están implementado el pluriempleo y tiene que ver con el incremento de la contratación a tiempo parcial, o bien, con rescisiones de contratos y realización de una nueva contratación”. Lo que permite concluir que la rotación en el empleo ha llegado a la contratación indefinida, que está dejando de ser sinónimo de tener y mantener un empleo estable.

Y es cierto que, como presumen desde el Ejecutivo se ha conseguido un récord de afiliación a la Seguridad Social, lo que no dicen es que los datos de afiliación contabilizan trabajadores en activo, sino las altas y las bajas producidas, además de que el crecimiento interanual de la afiliación media ha sido del 2,36%, inferior al 2,58% que tuvimos en marzo. Consecuencia, se sigue frenado la creación de empleo y sólo así se explica la continua caída de las horas trabajadas y que la productividad en España sólo haya crecido un 0,1% en los últimos 14 años, lo que sitúa a nuestro país a la cola de la Unión Europea y de la OCDE.

En esta situación y con la realidad incontestable de estos datos, que son del propio ministerio de Trabajo, Yolanda la de los cohetes y los algoritmos, se descuelga ahora anunciando una reforma del despido, que todavía no concreta, sin tener en cuenta que el 99% de nuestro tejido empresarial son pymes y autónomos, que el esfuerzo fiscal que soportan es un 17,8% superior al de la UE, que España está entre los países que tienen peor competitividad fiscal de la OCDE y con un fuerte retroceso en la actual legislatura.

La misma Yolanda que debería conocer que la jornada laboral real hoy en España es de 35 horas, frente a las 37,5 que ella quiere ahora imponer, y cuyo balance en más de cuatro años al frente del Departamento es haber situado a España como el país con la mayor tasa de paro de las economías desarrolladas, superando a Turquía y Grecia, romper el diálogo social, el de mayor paro juvenil, fracasar en su objetivo de reducir el contrato temporal al que sólo ha cambiado el nombre por el de fijos discontinuos, romper y despreciar el diálogo social, y adulterar las estadísticas de desempleo que tienen más trampas que las encuestas de Tezanos. Eso y declarar una persecución a las empresas sólo por razones ideológicas, ante su incapacidad para entender que son las empresas quienes crean riqueza y puestos de trabajo, mientras que las administraciones sólo crean funcionarios.

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