Ha empezado la rueda de la presentación de resultados anuales de las entidades financieras y, como es habitual, Banesto ha sido el primero y parece indicar la tendencia por la que pueden moverse el resto. Ante el anuncio del ministro de Economía, Luis de Guindos, de que el sistema financiero debe realizar provisiones por valor de 50.000 millones de euros para sanear su riesgo inmobiliario, la entidad presidida por Antonio Basagoiti ha decidido adelantarse a las nuevas exigencias y empezar por el ejercicio pasado. Aunque ello le cueste no pagar un dividendo complementario en mayo.

Las cuentas estaban más o menos claras en Banesto, la filial del Santander. El banco había ganado 168 millones en el primer trimestre; en los seis primeros meses 287 millones, que se vieron incrementados apenas en 11 millones en el tercero, porque entraron en vigor nuevas exigencias de provisiones dictadas por el Banco de España, y se esperaba que en el cuarto obtuviera otros 100 millones adicionales si no hubiera habido más sorpresas. De esta forma habría cerrado el ejercicio con unos resultados cercanos a los 400 millones de euros, un 15% inferiores a los de 2010.

Pero no ha podido ser así. El aviso del ministro de Economía sirvió, sin necesidad de recibir presiones directas según se han cuidado en reiterar los responsables del banco, para que el consejo de administración, es decir el Banco Santander, decidiera hacer una provisión extraordinaria bruta de 400 millones de euros para elevar hasta el 36% la cobertura de su riesgo de inmuebles adjudicados.

Con esta dotación, el beneficio neto del banco se queda en 125 millones de euros, un 73% menos que un año antes. Como Banesto ha pagado ya dos dividendos a cuenta del ejercicio y ha anunciado el pago, en febrero de un tercero, la junta de accionistas, a propuesta del consejo, deberá decidir qué pasa con el cuarto dividendo, el complementario. La suma de los tres dividendos a cuenta alcanza los 125 millones de euros declarados como beneficios netos. Es decir no hay dinero, procedente del ejercicio, para pagar el complementario. Lo razonable es que el consejo proponga eliminarlo en esta ocasión y, como el Santander tiene el control absoluto de la entidad, que la junta de accionistas lo apruebe in dificultades. No obstante, ni Basagoiti ni el consejero delegado, José García Cantera, quisieron pronunciarse taxativamente al respecto señalando que es una decisión que deben tomar los accionistas.

El ejercicio, en palabras de los dos responsables de la entidad, ha sido complicado y ha ido “de más a menos” cuando a principios del año pasado afirmaron que sería al revés. Pero la debilidad de la economía, que se ha ido acentuando a lo largo del ejercicio, ha sido quien ha marcado la tendencia.

El banco, por segundo año consecutivo, ha reducido su tamaño de balance de forma significativa. Si en 2010 la reducción se acercó al 20%, en 2011 ha sido casi del 10%, con un descenso de la inversión crediticia del 8,6%. Al cierre del año los activos totales de Banesto estaban en 106.000 millones de euros, cada vez más lejos de los 150.000 millones que las autoridades monetarias consideran el mínimo para calificar a una entidad como ‘sistémica’.

La fuerte reducción de la inversión crediticia ha sido uno de los factores determinantes para que Banesto pudiera reducir su apelación a los mercados mayoristas de financiación y para elevar su volumen de recursos propios hasta acabar el año con un 9% de core capital, el exigido por las autoridades bancarias europeas.

Las expectativas para el ejercicio actual no son sustancialmente distintas que las del año pasado. Según Basagoiti es muy probable que la economía española descienda en los dos primeros trimestres del año y que empiece a crecer muy lentamente en la segunda mitad del año. Por lo tanto, no habrá una fuerte demanda de crédito ni por parte de las empresas ni por las familias. Lo razonable, dijo García Cantera, es que la inversión crediticia del banco siga reduciéndose a lo largo de 2012.

Los responsables de Banesto señalaron que el descenso de la inversión registrado el año pasado era consecuencia del ‘desapalancamiento’ de la economía española y que lo importante es que seguían manteniendo su cuota de mercado. El problema es que una parte sustancial del sistema financiero español está en plena reconversión y que las entidades que no lo están aprovechan el momento para ganar cuota, algo que no ha hecho Banesto en este ejercicio.

Banesto se justifica señalando que no es que denieguen más créditos que antes sino que existe mucha menos demanda. Para ello señalan que mientras que en 2010 aprobaron el 76% de los créditos solicitados por las familias, de un total de 8.580 millones de euros, en 2011 el porcentaje subió hasta el 78% pero las peticiones cayeron a menos de 3.300 millones. Las pymes también solicitaron menos créditos y el porcentaje de aprobación fue muy similar.

Sobre las manifestaciones del ministro de economía acerca de las nuevas provisiones que debe llevar a cabo el sistema financiero, tanto Basagoiti como García Cantera afirmaron que es necesario “tener más luz”, saber de dónde salen esos 50.000 millones y explicaron que no sería razonable que se exigieran las mismas provisiones para todas las entidades porque cada una tienen unos activos distintos e, incluso, aunque sean iguales, los pueden tener valorados en sus balances a precios distintos.

Basagoiti reiteró que Banesto quiere mantener su ritmo de crecimiento orgánico pero que si hay alguna oportunidad de adquirir alguna entidad la estudiarán siempre y cuando exista un acoplamiento financiero y encaje con la estrategia del banco. Afirmó que “por ahora” no están estudiando acudir a la subasta de Unnim, cuyo plazo termina el viernes, y reconoció que Banesto tiene poca implantación en Levante y en Galicia.