El BCE cumple con el guion y baja 25 puntos básicos los tipos de interés

12/09/2024

Maite Vázquez del Río. El control de la inflación y el freno de las subidas salariales han sido las principales razones. Restan dos reuniones hasta final de año en la que podría producirse otra bajada, aunque Lagarde advierte que la inflación terminará el año en torno al 2,5%.

No ha habido sorpresas. La inflación de los Veintisiete estaba dando muestras de contención, aunque todavía falta un poco para alcanzar el nivel deseado del 2%, y el Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE) ha decidido, como la mayoría de expertos y analistas preveían, cumplir con el guion y bajar en 25 puntos básicos los tipos de interés, hasta dejar la tasa de depósito (DFR, por sus siglas en inglés) en el 3,50%.

Los tipos de interés aplicables a las operaciones principales de financiación (MRO) y a la facilidad marginal de crédito (MLF) disminuirán hasta el 3,65% y el 3,90%, respectivamente. Estos cambios tendrán efecto a partir del 18 de septiembre de 2024.

En consecuencia, el diferencial entre la tasa de depósito y la de MRO será de 15 puntos básicos y el mantenido con la de MLF será de un cuarto de punto, según explica la institución de política monetaria europea.

El mercado ya lo había dado por descontado, teniendo en cuenta que el Euríbor ya ronda el 3%, por lo que algunos analistas no cerraban la puerta a que la bajada fuera mayor a esos 25 puntos básicos recortados Pero la inmensa mayoría de expertos y analistas apostaban, en primer lugar, de que la bajada de tipos se decidiría en la reunión de septiembre; y en segundo lugar, las apuestas se concentraban esos 25 puntos básicos de bajada, tras el anterior recorte aprobado en junio. Dicho y hecho.

El argumento dado por las autoridades del BCE es que ante «la evaluación actualizada del Consejo de Gobierno de las perspectivas de inflación, la dinámica de la inflación subyacente y la intensidad de la transmisión de la política monetaria, resulta apropiado ahora dar un paso más en la moderación del grado de restricción de la política monetaria».

A partir del 18 de septiembre, en que la bajada tendrá efecto, comenzará a aplicarse la modificación técnica anunciada el pasado mes de marzo por el BCE, por lo que la tasa de depósito se ha convertido ‘de facto’ en el tipo de referencia al determinar el interés que las entidades financieras reciben, o pagan de ser negativo, por mantener sus depósitos en el BCE. Es un ajuste técnico, aunque lo que interesa es que finalmente los tipos se sitúan en el 3,5%. Dicha tasa hasta ahora era una variable de mayor peso a la hora de informar sobre las decisiones de política monetaria del BCE. No obstante, esta ha perdido relevancia con el tiempo por el exceso de liquidez en el sistema financiero, fruto del mayor acceso de los bancos a los fondos del BCE, lo que se ha traducido en que las entidades hiciesen más uso de los depósitos.

El objetivo último del ajuste sería alinear los tipos de interés a corto plazo del mercado monetario con las decisiones del Consejo de Gobierno, así como retirar la liquidez sobrante del sistema con el fin de que no interfiera en la correcta transmisión de la política monetaria.

La inflación de la Eurozona, a dos décimas de alcanzar el objetivo del 2%

El principal motivo de esta bajada ha sido la contención de la inflación, que en el caso de la Eurozona se ha situado en el 2,2% en agosto, el porcentaje más bajo desde el verano de 2021, según el avance facilitado por Eurostat la semana pasada. Pero la presidenta del BCE, Christine Lagarde, ha reconocido que hasta finales de año se producirá un repunte de la inflación, ya que los precios de la energía presionarán al alza.

En la actualidad, la bajada de la inflación se debe a que los precios de la energía se han reducido un 3%, mientras que los alimentos han subido sus precios un 1,1%. Pero si se observa la tasa de inflación subyacente, que no incluye ni los precios de la energía ni los de los alimentos frescos, se observa que ésta se encuentra en el 2,8%, más de medio punto más que la tasa de inflación general.

Otro de los factores que se han tenido en cuenta es la moderación de las subidas salariales, que también han contribuido a dejar de presionar la inflación al alza. A corto plazo, y para lo que resta del año, el BCE considera que la inflación interna sigue siendo «alta» por la «elevada» velocidad a la que crecen los salarios. Sin embargo, las presiones sobre los costes laborales se están moderando y los beneficios están amortiguando parcialmente el impacto de las subidas salariales sobre la inflación.

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El organismo dirigido por Christine Lagarde ha indicado que la inflación interna sigue siendo «alta» por la «elevada» velocidad a la que crecen los salarios. Sin embargo, las presiones sobre los costes laborales se están moderando y los beneficios están amortiguando parcialmente el impacto de las subidas salariales sobre la inflación.

Las condiciones de financiación siguen siendo «restrictivas», y la actividad económica es aún «contenida» como reflejo de la debilidad del consumo privado y de la inversión.

Además, el BCE ha recordado que sigue «decidido» a devolver la inflación al objetivo del 2% a medio plazo, para lo que se mantendrán los tipos en niveles «lo suficientemente restrictivos» el tiempo que sea preciso. Igualmente, en futuras citas estos se fijarán con un enfoque dependiente de los datos y reunión a reunión.

Desde Frankfurt estarán particularmente atentos a la valoración de las perspectivas de inflación, la dinámica de la subyacente y la intensidad de la transmisión de la política monetaria, y, todo, «sin comprometerse de antemano con ninguna senda concreta de tipos».

Los cambios anunciados incluyen la modificación técnica anunciada en marzo por el BCE y que surten efecto el próximo 18 de septiembre. De este modo, la tasa de depósito se ha convertido ‘de facto’ en el tipo de referencia al determinar el interés que las entidades financieras reciben, o pagan de ser negativo, por mantener sus depósitos en el BCE.

Anteriormente, la tasa de refinanciación era una variable de mayor peso a la hora de informar sobre las decisiones de política monetaria del BCE. No obstante, esta ha perdido relevancia con el tiempo por el exceso de liquidez en el sistema financiero, fruto del mayor acceso de los bancos a los fondos del BCE, lo que se ha traducido en que las entidades hiciesen más uso de los depósitos.

El objetivo último del ajuste sería alinear los tipos de interés a corto plazo del mercado monetario con las decisiones del Consejo de Gobierno, así como retirar la liquidez sobrante del sistema con el fin de que no interfiera en la correcta transmisión de la política monetaria.

En cuanto a los programas de compra de activos (APP) y el de compras de emergencia frente a la pandemia (PEPP), el BCE ha indicado que el primero sigue reduciéndose a un ritmo «mesurado y predecible», dado que se ha dejado de reinvertir el principal de los valores que van venciendo.

En el caso del segundo, el Eurosistema ha dejado de reinvertir íntegramente el principal del montante adquirido que va venciendo. Esto está haciendo que la cartera del PEPP se reduzca al mes en unos 7.500 millones de euros de media. El Consejo de Gobierno tiene la vista puesta en poner fin a estas reinversiones a finales de 2024.
PREVISIONES MACRO

El BCE ha mantenido sin cambios sus proyecciones de inflación general a tres años vista en comparación con las proyecciones de junio. En conjunto, se anticipa que la inflación general se sitúe de media en el 2,5% en 2024, el 2,2% en 2025 y el 1,9% en 2026.

Las estimaciones para la subyacente en 2024 y 2025 sí se han revisado «ligeramente al alza» por la inflación de los servicios, que será más alta de lo previsto. De excluirse el impacto de la energía y los alimentos, la variable subyacente se quedará en el 2,9% en 2024, el 2,3% en 2025 y el 2% en 2026.

En cambio, el BCE sí ha rebajado las expectativas de crecimiento y ahora anticipa un crecimiento del PIB del 0,8% en este ejercicio, un 1,3% en 2025 y un 1,5% en 2026, lo que supone una modificación de una décima menos para los tres años analizados.ás,

Las condiciones de financiación siguen siendo «restrictivas», y la actividad económica es aún «contenida» como reflejo de la debilidad del consumo privado y de la inversión.

Además, el BCE ha recordado que sigue «decidido» a devolver la inflación al objetivo del 2% a medio plazo, para lo que se mantendrán los tipos en niveles «lo suficientemente restrictivos» el tiempo que sea preciso. Igualmente, en futuras citas estos se fijarán con un enfoque dependiente de los datos y reunión a reunión. Por este motivo, no se descarta que los tipos queden situados en el 2% cuando finalice la flexibilidad de la política monetaria, a fin de que el BCE pueda tener margen a actuar en futuras crisis.

En cuanto a los programas de compra de activos (APP) y el de compras de emergencia frente a la pandemia (PEPP), el BCE ha indicado que el primero sigue reduciéndose a un ritmo «mesurado y predecible», dado que se ha dejado de reinvertir el principal de los valores que van venciendo.

En el caso del segundo, el Eurosistema ha dejado de reinvertir íntegramente el principal del montante adquirido que va venciendo. Esto está haciendo que la cartera del PEPP se reduzca al mes en unos 7.500 millones de euros de media. El Consejo de Gobierno tiene la vista puesta en poner fin a estas reinversiones a finales de 2024.

Las previsiones apuntan a una inflación más elevado de lo previsto

El BCE ha mantenido sin cambios sus proyecciones de inflación general a tres años vista en comparación con las proyecciones de junio. En conjunto, se anticipa que la inflación general se sitúe de media en el 2,5% en 2024, el 2,2% en 2025 y el 1,9% en 2026.

Las estimaciones para la subyacente en 2024 y 2025 sí se han revisado «ligeramente al alza» por la inflación de los servicios, que será más alta de lo previsto. De excluirse el impacto de la energía y los alimentos, la variable subyacente se quedará en el 2,9% en 2024, el 2,3% en 2025 y el 2% en 2026.

En cambio, el BCE sí ha rebajado las expectativas de crecimiento y ahora anticipa un crecimiento del PIB del 0,8% en este ejercicio, un 1,3% en 2025 y un 1,5% en 2026, lo que supone una modificación de una décima menos para los tres años analizados.

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