Felipe y yo seguimos siendo amigos

23/12/2024

Carmen Duerto.

Gigi Howard en La Starlite con su amiga Cavan Mahony

 

¿Qué fue de Gigi Howard? Podría ser el título de un documental, pero no. Durante el festival madrileño de Starlite que se celebra en los pabellones 12 y 14 de Ifema, antes del concierto de los Black Eyed Peas, tuve ocasión de despejar la incógnita.

Antes de los conciertos, en la zona reservada a los asistentes a los palcos VIP, se ofrece una cena. Allí lo mismo te puedes encontrar a la presidenta de El Corte Inglés, a Cristina Valls o a Gigi Howard. Cuando me levanté a elegir mi cena, me topé con una empresaria madrileña, Marta Martínez Bordiú, que me informó que en su mesa estaba Gigi Howard. ¿Cómo, Gigi está aquí? ¿La que fuera novia del entonces príncipe Felipe en su etapa de estudiante en Estados Unidos? Sí, ella. Por Dios, llévame a saludarla.

Y cuál sería mi sorpresa que Gigi me reconoce, se acuerda de cuando nos conocimos y me da un grandísimo y largo abrazo. “Vamos, Carmen, hagamos una foto juntas”. Sí. Pero yo salgo horrible “no seas tonta, estás muy bien”. La hace con su teléfono y me la envía. Si Gigi lo dice… me resignaré, pero lo que es innegable es que ella está estupenda. Está casi igual que la última vez que la vi, hace años y también en Madrid. Sin rastro aparente de operaciones estéticas. “Es que sigo introducida en el mundo de la belleza. Dejé hace tiempo la marca española con la que colaboraba y monté mi propia empresa de belleza. Se llama Sio Beauty”. Y me cuenta que son parches reutilizables de silicona que alisan las arrugas, que estuvo mucho tiempo investigando, probando, buscando y finalmente, encontró lo que buscaba y creó su propia empresa de belleza como alternativa al botox. Una vez le preguntaron a Gigi, si le molestaba cumplir 50 años, y respondió que según se hacía mayor, más amaba la vida. Y eso es lo que su rostro transmite, felicidad.

Gigi Howard y Carmen Duerto

Pues deben de ser buenísimos sus parches porque ella luce estupenda, sin casi maquillaje, con zapatos de tacón (le gustan los Manolos) pero cómodos, aunque su 1,80 no necesita de más alzas. Sigue sin hablar español y eso que ha seguido viniendo a España, donde guarda buenísimos amigos, que comparte con don Felipe y que conoció en su juventud. A los que sigue viendo, como estos días que ha pasado en Madrid, que lo mismo ha aprovechado para hacer compras, que para comer viandas típicas españolas, la tortilla de patatas, el vino o su top ten, el jamón ibérico, hasta el punto de acercarse a un puesto de un mercado cercano al hotel donde se ha estado alojando estos días, en el barrio Justicia, para comprar unos sobres de jamón ibérico para llevárselos.

Unos días de vacaciones en Madrid que se le acabaron la semana antes de Navidad y que ha pasado disfrutando con amigos, compras, almuerzos, visita al alumbrado navideño y concierto en la Starlite. “Felipe sigue siendo amigo mío y seguimos en contacto. Nos felicitamos los cumpleaños, ahora las Navidades. Sí, seguimos siendo amigos”. Ella tiene su vida en Estados Unidos, donde está implicada, por razones personales, en campañas de apoyo a la dislexia. A propósito de esto, le pregunto que cómo sigue sin hablar español “es que me cuesta, yo tengo dislexia y eso me dificulta aprender vuestro idioma”.

El próximo año, Gigi ya tiene un plan estupendo para regresar a España y me lo avisa para volver a vernos y seguir en contacto por Zoom. Así es Gigi Howard, una empresaria norteamericana con residencia en Nueva York, pero con amigos por todo el mundo, encantadora, amiga de sus amigos como Cavan Mahony y su esposo, con los que estuvo disfrutando del concierto de los Black Eyed Peas, pero lo mejor de todo es que conserva su mirada siempre sonriente.

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