Un desayuno de más de hora entre el consejero de Ecomomía Andreu Mas Colell y la presidenta del PP catalán, Alícia Sánchez Camacho, ante la vista de todos, dado que el encuentro se celebró en el bar del Parlament, sirvió para escenificar lo que algunos ya califican como la ppvergencia. Si los populares facilitaron el miércoles la tramitación de los presupuestos con su oposición a las enmiendas de la totalidad, hoy con su abstención han permitido convalidar la prórroga de los presupuestos del 2011.

Si el PP en Catalunya se ha convertido en el salvavidas de CiU en los temas trascendentes, CiU paga con la misma moneda con sus votos en el Congreso, una vez superado el desencuentro del debate de investidura.

Al término de la reunión, ambos comensales –a los que se unió el portavoz del grupo popular Enric Trillo, que fue el pagano- coincidieron en calificar el encuentro de “interesante” y aseguraron que se había hablado de todo un poco, haciendo especial hincapié en la situación económica de Catalunya. El conseller catalán pidió que le PP tercie ante Mariano Rajoy a favor de Catalunya, algo que los populares aseguran que ya están haciendo al recordar que ya está fijada una reunión el primero de febrero de los dos presidentes.

Dirigentes populares confirmaron que las relaciones entre Govern y su partido habían cambiado radicalmente después del voto afirmativo en el Congreso a los recortes propuestos por Mariano Rajoy; sin embargo la petición de Sánchez Camacho de convertir a su partido como el único interlocutor del Govern no ha sido atendida. Entre otras cosas por que Artur Mas sabe que sus propuestas más identitarias difícilmente puede contar con los votos de los populares, con lo que tiene que buscar los votos especialmente en ERC.

Los partidos del antiguo tripartito acusan a CiU de estar prisionero de los populares; sin embargo los puntos de coincidencia de  Artur Mas con Iniciativa son muy escasos (aunque sí que coinciden en el pacto fiscal), mientras ERC hace constantes guiños a los convergentes. Por su parte los socialistas –en pleno periodo de resituarse en la vida política- siguen haciendo ofertas estériles de diálogo con planteamientos difícilmente asumibles por el Govern. Ello hace que su papel de oposición sea más testimonial que efectivo. Aparte que sus votos en el Parlament difícilmente se ven correspondidos por actitudes del mismo signo en el Congreso.

Por ello Artur Mas defiende su política de geometría variable, máxime cuando su entente con los populares catalanes y las fluidas relaciones que actualmente mantiene con el PP estatal le permite aspirar a desbloquear las deudas que tiene Madrid con la Generalitat  y aspirar a replantear el tema de la financiación catalana.

Deuda a los ayuntamientos

La vicepresidenta del Govern, Joana Ortega, fijó en 753 millones la deuda que la Generalitat actualmente tiene con los ayuntamientos, quien aseguró que esta cifra se hubiera abonado si el  Gobierno hubiera cumplido su compromiso de abonar los 729 millones que debía haber ingresado antes de finales del pasado año. Por su parte el presidente de la Federació de Municipis de Catalunya y alcalde de Sabadell, Manuel Bustos, calcula que la deuda de la Generalitat a los ayuntamientos asciende a mil millones.