El día que José María Aznar hizo la famosa petición “¡Váyase señor González” en el debate de la nación comprobó que al día siguiente todos los medios de comunicación abrían con esta contundente frase.

A los populares les gustó esta frase de tal manera que sólo es noticia el día que no la pronuncian. Cuando en el año 1994 la pronunció Aznar los socialistas llevaban muchos años en el Gobierno y gobernaban sin ideas. El expresidente castellano leonés representaba con un programa centrista un aire fresco en la política española, consiguió agrupar a las diferentes sensibilidades de la derecha y en las próximas elecciones logró habitar en La Moncloa gracias a su pacto con Jordi Pujol. Eran otros tiempos.

El PP ha celebrado el pasado fin de semana su XXI congreso. Un congreso a la búlgara para tratar de potenciar a su débil líder, el gallego Alberto Núñez Feijóo (un dirigente antaño moderado que en celebrada frase del exministro Pío Cabanillas va “de victoria en victoria hasta la derrota final». Uno se resiste a pensar que una parte significativa de su electorado se ruborizan con las algaradas que sus diputados, semana sí, semana también, protagonizan en el congreso y el tono crispado de todas sus intervenciones. Todo esto, claro, no ha salido en su congreso.

Feijóo tiene prisa y considera que puede aprovechar la crisis del PSOE para propiciar un adelanto electoral. Es consciente que las diatribas que pronuncian sobre la corrupción en el PSOE pueden volvérsele en contra con el cáliz amargo de los juicios que en los próximos meses tendrá que afrontar su partido, empezando por Bárcenas y siguiendo por las actividades de alguno de sus ministros con la policía patriótica, por no citar más ejemplos.

Faltan dos años para las elecciones y no parece que Pedro Sánchez esté por la labor de adelantarlas y dos años en política es una eternidad. También el pasado fin de semana han hecho un ejercicio de blanqueamiento interno, pero si le sale bien, tiempo tiene para recuperar la deteriorada imagen de su partido, máxime mientras la situación económica le siga sonriendo, sigan subiendo las pensiones y los salarios mínimos, afronten el problema de la vivienda…  Y además el noviazgo PP-VOX da miedo a muchos.

En política controlar los tiempos es muy importante y tengo la sensación que los populares gastan sus balas antes de tiempo y quizás cuando lleguen las elecciones ya se habrán quedado sin munición.