Sindicatos y empresarios cerraron este lunes un preacuerdo que fija la senda de crecimiento salarial moderado hasta 2014. Así, según el principio de acuerdo, aún no definitivo, los salarios que se pacten en convenio crecerán un máximo del 0,5 por ciento en 2012; y un 0,6 por ciento en 2013 y 2014, con algunas clásulas en función de la evolución de la economía y del comportamiento de la inflación, incluyendo algunos de sus componentes más volátiles, como el precio del petróleo.
El preacuerdo incluye además importantes medidas de flexibilidad interna. Así, los empresarios consiguen más libertad a la hora de cambiar horarios y jornadas a sus trabajadores, hasta un 10 por ciento de la jornada anual, y un avance en cuanto a la inaplicación de las condiciones pactadas en convenio. Además se aprueba el compromiso de potenciar los convenios en el ámbito de la empresa y se indulta al amenazado convenio de ámbito provincial.
Dos horas bastaron para que empresarios y sindicatos sellaran en la noche del lunes el preacuerdo que ahora deberá recibir el visto bueno de estas organizaciones. El acuerdo limita los crecimientos salariales pactados en convenio a un máximo del 0,5 por ciento en 2012; y a un máximo del 0,6 por ciento en 2013 y del 0,6 por ciento en 2014. Este último año entrarán en funcionamiento determinadas cláusulas que acompasen la evolución salarial al crecimiento económico y de precios. Así, para fijar los salarios de 2014, los negociadores tendrán en cuenta la evolución del PIB de 2013 y hasta los precios del barril de Brent.
En 2014, los salarios aumentarán en función del crecimiento del PIB en 2013. Si ese año la economía crece por debajo del 1 por ciento, los salarios subirán un máximo de un 0,6 por ciento; si crece entre un 1 y un 2 por ciento, los salarios subirán hasta un 1 por ciento; y si el PIB aumenta más de un 2 por ciento, los salarios crecerán hasta un máximo del 1,5 por ciento.
El pacto recomienda además a los negociadores incluir en los convenios cláusulas adicionales que tengan en cuenta la situación económica y de la propia empresa. Para determinar cuál es la marcha de la empresa, se tendrán en cuenta parámetros como los beneficios, las ventas y la productividad de la compañía.
Más libertad para el empresario
En términos de flexibilidad interna, el pacto recoge medidas ordinarias y extraordinarias. En cuanto a las ordinarias, los empresarios podrán distribuir libremente hasta un 10 por ciento de la jornada anual de los trabajadores, frente al 5 por ciento actual. También se prevé la creación de una bolsa de 40 horas o 5 días al año de libre distribución en el mismo sentido.
Temporalmente, además, los empresarios podrán cambiar de funciones a los trabajadores, con determinados límites. Para ello, tendrán que contar con el visto bueno del comité de empresa o de los sindicatos mayoritarios, en su defecto. En caso de desacuerdo, el conflicto se dirimirá en las comisiones paritarias o en los servicios de mediación y arbitraje.
El pacto regula además las condiciones de inaplicación del convenio. Siempre que lo justifique, una empresa podrá descolgarse de sus obligaciones pactadas en convenio, en asuntos como salarios, horarios, distribución de la jornada, turnos, sistemas de remuneración y funciones. El tiempo máximo para dejar de aplicar el convenio será su período máximo de vigencia o, como máximo, de 3 años.
Para poder dejar de aplicar el convenio, se fijarán parámetros objetivos que tengan que ver con los resultados de la empresa, las ventas o la productividad.
Además, el preacuerdo prevé impulsar los convenios en el ámbito de la empresa. Y respeta la vigencia del convenio provincial, un ámbito muy discutido y que ahora se reivindica por parte de los negociadores.
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