José Manuel Fernández-Páramo figura como uno de los que más posibilidades tiene para sustituir a Miguel Ángel Fernández Ordóñez como gobernador del Banco de España. De momento, desde su actual cargo de consejero del Banco Central Europeo (BCE) cree que el Gobierno debe acometer cuanto antes una nueva reforma del sistema financiero español, al que considera «sobredimensionado». El consejo que da es que los cambios y exigencias que se introduzcan sean «realistas y muy detallados», según ha explicado en un encuentro organizado por la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE).

González-Páramos cree imprescindible «sanear» el sistema financiero. En su opinión, sólo por este camino se podrán cambiar las expectativas de solucionar el problema del déficit público y del empleo. No obstante, insistió, deberán ponerse las provisiones y plazos que sean «creíbles» para que sea posible poder llevar a cabo esta reforma. A ello sumó la necesidad de un proceso transparente, dado que después de la primera reforma realizada el pasado año se ha puesto en evidencia que hay más activos «tóxicos» que no han aparecido en los balances de las entidades españolas.

La burbuja inmobiliaria ha sido la causante de los graves problemas que atraviesan bancos y cajas de ahorros, lo que obliga a que todas las entidades no sólo provisionen para cubrir sus pérdidas, sino que además deberán analizar en profundidad su actual modelo de gestión para ver si son o no viables.

Precisamente el peso que tiene el sector inmobiliario en el sistema financiero para González-Páramo es un problema endémico que arrastra España desde décadas, al que hace tiempo debería haberse puesto solución. De ahí la urgencia en hacer viable el sistema para que la economía pueda volver a crecer y sea capaz de crear empleo.

También se refirió a los problemas del mercado laboral, que también está a punto de volver a ser reformado. Para el consejero del BCE, los principales problemas del mercado laboral español son la «excesiva centralización» de la negociación colectiva, a lo que se suma la «selva» de contratos que hay, coincidiendo en este último punto con lo manifestado por diferentes miembros del Gobierno que presidente Mariano Rajoy. Cabe recordar la intención del Ejecutivo de reducir el número de contratos a la mínima expresión, aunque sin dejar un «único contrato», que provocaría la posible convocatoria de una huelga general.

Uno de los datos positivos en este negro panorama económico destacado por González-Páramo, cuyo mandato como consejero del BCE finaliza el próximo 31 de mayor, es el reciente acuerdo de moderación salarial alcanzado por los agentes sociales para los dos próximos años, ya que es un balón de oxígeno para las empresas, ante sus graves problemas para acceder a los préstamos.

En cuanto al resto de los problemas de la economía española, el déficit público es otro de los principales frentes abiertos. A juicio del consejero de la autoridad monetaria europea, dijo que es necesario que España logre el objetivo del 4,4% de déficit público este año a fin de ganar credibilidad en los mercados. Por este motivo, recalcó que no se puede pedir que se relajen los plazos con el argumento de que no se podrá alcanzar este objetivo.

En este sentido, el cambio de Gobierno producido el pasado mes de noviembre es para González-Páramo una oportunidad para poder poner en marcha todas las reformas necesarias que reconduzcan la situación. En su opinión, «hay signos de mayor compromiso», lo que unido a los cambios en la presidencia de otros países europeos, incluidos Portugal, Grecia e Italia, podría llevar a un «rebote» en la eruozona este mismo ejercicio. Este rebote -continuó explicando- sería seguido por la recuperación económica, pese a la recesión en que muchos países han entrado desde finales del pasado año. Aún así, en su opinión, «la mentalidad de los inversores ha cambiado».

El consejero del BCE, que considera que Fernández Ordóñez debería agotar su mandato (julio de este año), tuvo palabras de elogio para uno de sus posibles sustitutos en la entidad comunitaria, Antonio Sáinz de Vicuña, propuesto por el Gobierno español, sobre el que destacó su «ejemplaridad» como funcionario y ser uno de los «arquitectos del sistema europeo de los bancos centrales.