La propuesta de un Bachillerato de tres años presentada por el ministro de Educación, Cultura y Deportes, José Ignacio Wert, en la Comisión correspondiente del Congreso de los Diputados, ha sido bien acogida pero los ecos favorables contienen importantes matices.

Las mayores objeciones proceden de la organización Escuelas Católicas (FERE-CECA y EyG), mayoritaria en el sector de la enseñanza privada-concertada, que expresa su “enorme preocupación por el anuncio de la reestructuración de la ESO y el Bachillerato, transformando estas enseñanzas en un 3 + 3”.

La entidad resalta, no obstante, su coincidencia en la necesidad de “potenciar el Bachillerato, de manera que los alumnos adquieran la necesaria formación preparatoria de sus estudios universitarios o técnicos”, pero alerta de que “este mismo objetivo se puede conseguir con distintas alternativas, evitando generar un gravísimo problema estructural en los centros de Secundaria, especialmente, en los centros concertados”.  Y ofrece dos alternativas a la iniciativa del Gobierno. La primera consiste una “reconfiguración” de la enseñanza obligatoria que pasaría a tener tres años comunes (12-15)  como Educación Secundaria General y uno obligatorio de Enseñanza Secundaria preparatoria para Bachillerato o Formación Profesional. Al finalizar esta etapa, a la edad de 16 años con carácter general, se obtendría el título correspondiente. La segunda alternativa sería un Bachillerato de tres años, entre 16 y 19, sin restar nada  la ESO.  Entienden que así los alumnos entrarían en la Universidad o en los ciclos de FP de Grado Superior un año más tarde, pero mejor preparados.

Otra de las patronales de la enseñanza privada, la Confederación Española de Centros de Enseñanza (CECE),  considera también que  “un Bachillerato de tres años puede ocasionar en los centros importantes problemas organizativos. Por este motivo, considera “muy adecuado” que el primer curso sea obligatorio y de transición y propone abordar esta reforma manteniendo las variables organizativas y económicas actuales: conciertos, profesores, espacios o edad de escolarización, entre otros.

Los principales sindicatos de la enseñanza –CC.OO., UGT y ANPE–  están de acuerdo en la ampliación a tres años, perro los dos primeros se muestran abiertamente en contra de que se haga a costa de un año menos de ESO. En ANPE, a la espera de mayor precisión por parte de los responsab4els educativos,  su presidente, Nicolás Fernández , resalta que “esta reforma no puede quedarse en sustituir un curso por otro”. Añade que la Enseñanza Secundaria necesita flexibilizarse, “ manteniendo la gratuidad hasta los 16 años” . En cuanto al Bachillerato, recuerda que en todo nuestro entorno tiene una duración de tres años, por lo que parece lógico ampliarlo».

Por su parte, el secretario general de la Federación de Enseñanza de CC.OO., José Campos, sostiene que en su organización están  «de acuerdo en ampliar a tres años el Bachillerato para homologarlo con Europa, pero no a costa de la ESO, sino manteniéndola como hasta ahora y sumando un año más».

Carlos López, secretario general de FETE-UGT, está de acuerdo con CC.OO. en este punto y sugiere como alternativa que la ampliación a tres años fuera flexible y coexistiera con un ciclo de 2 años en el Bachillerato.

Finalmente, la Federación de Sindicatos Independientes de la Enseñanza (FSIE), implantada en los centros concertados, pide al ministro una  mayor precisión y se muestra “inquieta” sobre el futuro de muchos centros y puestos de trabajo de la enseñanza concertada.