Rajoy ante el “mal año”

08/02/2012

Luis Díez.

Con una coherencia inteligible a las elementales mentes, el presidente Mariano Rajoy explicó en la primera comparecencia de su mandato los objetivos e instrumentos que animan su política económica. “El objetivo prioritario es crecer y crear empleo”. Todo lo demás “es instrumental”, en primer lugar la reducción del déficit para no taponar el crédito a las empresas y las familias, la reforma laboral y la clarificación del sistema financiero. En un arranque de sinceridad afirmó que “este año será malo” y respondió al nuevo secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, que las “medidas de estímulo” a la inversión y el empleo serán contadas y con mucho cuidado.

El presidente fue al Congreso a informar de los acuerdos de la primera cumbre de la UE en la que participó a finales de enero. Las resoluciones ya se conocen. La más importante es el compromiso de cumplir el plan de estabilidad y de someter los presupuestos de los Estados a la supervisión de las reglas del club. Sus aportaciones personales fueron el control de los sueldos de los directivos de las entidades que han recibido ayudas, la orientación a la creación de empleo de 80.000 millones de euros de los fondos europeos –de los que a España llegarían 10.000, una cantidad igual a la que ya recibe con el mismo fin y con otro nombre– y el respaldo a los planes de estabilidad, en línea con la “regla de oro” de la alemana Ángela Merkel.

El dirigente del principal partido de la oposición, Rubalcaba, se mostró de acuerdo con el trazo grueso y abogó por la flexibilidad en la reducción del déficit al 4,4% del PIB este año, lo que supondrá una resta de 45.000 millones de euros, entre ajuste y subida de impuestos. En su opinión, la subida del IRPF decretada el 30 de diciembre vuelve a golpear a los asalariados mientras se deja incólume el trato fiscal a las grandes fortunas. Además, Rajoy, no debió frivolizar sobre la huelga general. Éste replicó que le habían pillado una “conversación privada”, del mismo modo que a él un mensaje de móvil, y que si a Zapatero se la hicieron, “¿por qué tengo que pensar yo que soy de mejor condición?”.

Rubalcaba le pidió: “Trate de evitarla”. Y recordó que él mismo pidió en agosto pasado a UGT y CC.OO un “acuerdo de rentas” para moderar los salarios como el que han suscrito con la patronal CEOE y CEPYME. “Usted tiene una predisposición de los agentes sociales a buscar acuerdos que nosotros no tuvimos. Aproveche esa disposición favorable para la reforma laboral porque el empleo no se crea a golpe de reforma”, le recomendó. Rajoy dijo ser consciente de la importancia del pacto salarial. “Yo mismo se lo pedí, y el acuerdo de moderación salarial es muy importante, aunque como todo lo importante, aquí no parece importar a nadie”.

El debate, de cinco horas de duración, fue de guante blanco con todos los portavoces, incluido Rafael Larreina, de Amaiur, que rechazó las bases de la política de la derecha. Cayo Lara, de IU-ICV, demostró con datos que 4 de cada 5 euros de impuestos los pagan los asalariados por uno de las rentas del capital. “Si el ministro de economía dice que no habrá más subidas de impuestos, los 45.000 millones de ajuste de las cuentas públicas supondrán más paro y aumentará el gasto en protección social. ¿De dónde lo van a sacar?”. También le pidió que no reduzca la importancia de una huelga general, contrastó la deuda pública con la privada, mucho más alta, y con el billón de euros “que ha sacado la banca”.

Aunque ni Rubalcaba ni Lara consiguieron que Rajoy reconsiderara la reforma laboral, pues la considera necesaria y cuenta con el apoyo de CiU, en el turno de preguntas avanzó en respuesta al portavoz de Izquierda Plural, José Luis Centella, que la reforma se orienta a “mantener la estabilidad en el empleo, fomentar la flexibilidad interna en las empresas y facilitar alternativas a los ajustes de plantillas, que hasta ahora ha sido una: el despido”. “Seguro que cuando la conozca, le gusta”, afirmó.

Sobre el ajuste del déficit, el presidente leyó la nota manuscrita de su intervención en el Consejo de la UE, en la que pedía a sus colegas europeos que “sean realistas y se atengan a la realidad”. En otras palabras, les solicitaba la “flexibilidad” que le demandó Rubalcaba porque de un escenario de crecimiento ligeramente superior al 2% este año se está pasando a uno de recesión en la UE, con una reducción superior al 1,5 del PIB para España. El nuevo escenario se conocerá el 23 de febrero y determinará si el recorte de 45.000 millones podrá ser menor, debido al estancamiento. También se comprometió con Rubalcaba a reconsiderar el “déficit cero” que figura en el proyecto de ley de control y estabilidad presupuestaria derivado de la reforma constitucional. Después de todo quedó claro que “los objetivos” –crecimiento económico y empleo– son ideales, pero los “instrumentos” o medios son reales y pueden causar más estragos sociales.

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