El próximo lunes, 20 de febrero, las entidades interesadas en quedarse con Unnim, la fusión de las caixas de Manlleu, Sabadell y Terrassa impuesta por la Generalitat catalana (entonces en manos del tripartito) para impedir que perdiera el control sobre éstas, deberán presentar sus ofertas vinculantes ante el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (Frob) y ante el Banco de España. Será la primera subasta que se produzca con el Gobierno de Mariano Rajoy, y supondrá el inicio de la tercera vuelta del proceso de concentración de la banca, aunque el banderazo de salida de ésta se produjo con la aprobación por el Consejo de Ministros de la reforma financiera diseñada por Luis de Guindos y su equipo del Ministerio de Economía y Competitividad. Tras Unnim, vendrá la subasta del Banco de Valencia, porque a las otras entidades intervenidas (NovaGalicia Banco y CatalunyaCaixa) se les ha dado más tiempo para captar inversores privados que reduzcan la participación del Estado en su capital.
La subasta de Unnim se caracteriza por un mayor interés de bancos y cajas, cuando en la operación anterior, la de la alicantina CAM, sólo hubo finalmente un postor: el Banco Sabadell, que reaccionaba así a la absorción del Banco Pastor por el Popular. Pero sobre todo por la posibilidad de que una entidad que ha recibido ayudas públicas, como Bankia, pueda pujar por el banco de las cajas catalanas más pequeñas. Su presidente, Rodrigo Rato, que tacha de “interesadas” algunas críticas formuladas a esa novedad introducida por la reforma financiera, reconoce que Bankia estudia presentarse, porque le interesa crecer en Cataluña, «un mercado muy importante, de gran dinamismo«, y una de las zonas donde el grupo no tiene posiciones de liderazgo, pero que no ha tomado una decisión al respecto.
Pero a las críticas de sus competidores (“es el mundo al revés”, llegó a decir el presidente del BBVA, Francisco González, nombrado por Rato para presidir Argentaria nada más llegar al Gobierno José María Aznar) y a los recelos del Ministerio de Economía (que no cree que las autoridades de Competencia en Bruselas vean con buenos ojos operaciones así), se unen los reparos formulados dentro del Banco de España, que finalmente es quien debe decidir quién se queda con Unnim (el supervisor contrató al banco de inversión japonés Nomura como asesor en esta operación).
En voz muy baja, en el supervisor señalan que no debería permitirse a Bankia pujar por Unnim no sólo porque ha recibido ayudas públicas sino sobre todo porque se ha desentendido del Banco de Valencia (del que controla el 25,7%, heredado de Bancaja). Frente a la tesis de Rato de que se trata de “una inversión financiera, porque Bankia no participa en la gestión del Banco de Valencia”, en el Banco de España replican que era Bancaja, primero, y luego Bankia/Banco Financiero de Ahorros, quien nombraba a los gestores. Y que el Banco de Valencia tuvo que ser intervenido por el Frob ya que sus principales accionistas (entre ellos, Bankia) no quisieron (o no pudieron) hacerse cargo de su saneamiento.
Mucho interés inicial
Además de Bankia, han mostrado interés por Unnim el Banco Popular (pese a estar en plena faena de integración del Pastor), BBVA (que reconoce su interés por crecer en Cataluña), Santander, Ibercaja, Unicaja (también en plena integración de Caja España Duero), Banca Cívica y KutxaBank, la fusión de las tres cajas vascas. Ninguna de las dos grandes entidades catalanas, CaixaBank y Sabadell, pujarán por Unnim, porque buscan fuera de esta comunidad autónoma vías menos complicadas, y con menos problemas de duplicidades de sucursales, de expansión. BMN (Cajamurcia, la catalana Caixa Penedés, la balear Sa Nostra y Caja Granada), que mostró inicialmente cierto interés por Unnim, parece guardar esfuerzos para concentrarse en el Banco de Valencia y cerrar así su presencia en el arco mediterráneo.
El Popular, que quiere devolver el golpe al Sabadell y recuperar la quinta posición del ranking del sector, y que quiere crecer en Cataluña, y la aragonesa Unicaja (la única caja de ahorros de cierta dimensión que ha permanecido al margen de las fusiones tras interesarse tanto por CCM como por CajaSur) son las mejor colocadas para hacerse con Unnim. El Popular puede acudir en solitario o con TargoBank (la entidad que ha creado junto al francés Crédit Mutuel), o invitar luego a éste si gana la subasta (piensa ofrecerle sucursales sobrantes del nuevo Popular cuando integre el Pastor). Ibercaja quiere ganar dimensión para no quedarse descolgada y para poder participar en nuevas operaciones, como la incorporación con mando en plaza en Banca Cívica (Caja Navarra, Cajacanarias, Caja Burgos y la sevillana Cajasol) o en Caja Tres (la también aragonesa CAI, la burgalesa Caja Círculo, ambas controladas por la Iglesia, y Caja de Badajoz).
Aunque siempre habrá sitio para las sorpresas, como la que protagonizó en su momento CajAstur, ahora integrada en Liberbank (con Caja Cantabria y Caja Extremadura), al lograr quedarse con CCM, la primera entidad de ahorro intervenida por el Banco de España, ahora transformada en Banco Castilla La Mancha.
La adquisición de Unnim tiene un valor adicional: permitirá al comprador la opción de afrontar las provisiones adicionales para el saneamiento de los activos inmobiliarios en dos años, y no tener que hacerlo antes del 31 de diciembre, como faculta el real decreto ley de reforma financiera. No obstante, los expertos creen que los mercados penalizarán a las entidades que no hagan sus deberes con el ladrillo este año, participen o no en un proceso de fusión.
Aviso Legal
Esta es la opinión de los internautas, no de diarioabierto.es
No está permitido verter comentarios contrarios a la ley o injuriantes.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.
Su direcciónn de e-mail no será publicada ni usada con fines publicitarios.