Estaba viendo la tele y me he dado cuenta de que todo está relleno; si no es un sujetador con relleno, es un bollo con relleno de chocolate, o emiten un programa de relleno para contraprogramar, o aparece un señor que se ha  rellenado los bolsillos, o un político que ha rellenado sus armarios de trajes, o un conocido que ha rellenado sus arcas con patrocinios, o un político que ha rellenado sus cuentas corrientes con unos eres, que el paro esta relleno de jóvenes, que los bancos están rellenos de casas, en fin, que  relleno es la palabra de moda como aumentativo de lleno.

En fin (lo acabas de usar antes) que aunque parezca que todo está relleno, no hay más que mirar la cuenta corriente para saber que hay cosas que siempre están vacías, “revacías”, diría yo.

También existen los rellenos en la gastronomía. Según se publica en un manuscrito andalusí del siglo III, el cordero se puede rellenar de gallinas, pajaritos, dátiles, y hierbas aromáticas.

T.C. Boyle explica en su libro Water Music que el camello se rellena de ovejas que a su vez están rellenas de pollos, los pollos rellenos de pescado y los peces rellenos de huevos.

Esto se servía en bodas beduinas, que me imagino se celebrarían en un oasis con bastante agua, o en una bodega de vino. Me  viene a la memoria el siguiente chiste:

¿ Y cómo se comieron todo eso?  Pues a fuerza pan.

Nosotros, más moderados porque no se puede uno gastar tanto dinero en rellenar animales, nos contentaremos con un  REPOLLO RELLENO.

Es muy común en muchos países europeos del norte, incluso en Francia son famosos sus «Choux farcís»; sin embargo es curioso que en España solamente se encuentra en las provincias cantábricas, y ni rastro de él en el resto de la Península. ¿Será porque en el resto de Iberia los repollos son comida para los cerdos? Esto casi prefiero no indagarlo.
Voy a poner los ingredientes en vertical, así relleno más folio como hacen los políticos con sus declaraciones, muy largas pero con poco contenido.

1 repollo
1 Kg. de morcillo de ternera
1 cebolla
3 dientes de ajo
4 zanahorias pequeñas
1 pimiento verde
1 vaso de vino blanco
aceite de oliva

Empecemos. Vamos a quitar las hojas duras del exterior, luego cortamos el tronco y se van separando las hojas una a una.

En una olla, con abundante agua, más de la que queda en algunos pantanos,  escaldamos las hojas de repollo durante un par de minutos, y tras esta tortura  se sacan a otra olla con agua helada; así se ablandan.  Este método inquisicional yo creo que serviría para ablandar al Merkozy.

Una vez frías, se secan en un paño y se les corta y retira el tallo, la parte central y más dura, es decir, la Merkel del repollo Sarkozy

Como nuestros jóvenes, altamente preparados y cualificados para trabajar en el extranjero pero no en España, andarán por casa,  nos van a ayudar y de paso reducimos el paro juvenil.

Cogemos las tiras de repollo y las colocamos estiradas encima de un papel de aluminio

tamaño DIN A-4, haciendo con ellas una hoja tamaño DINA A-5. Los jóvenes saben perfectamente qué son estos tamaños.

Mientras los jóvenes experimentan lo que es trabajar, vamos a preparar un sofrito con la cebolla, los ajos, las zanahorias y el pimiento, todo ello cortado en daditos pequeños, como el tamaño de los dados del parchís.

Una vez que estén bien pochadas nuestras verduritas, añadimos el morcillo cortado en trozos pequeños, rociamos  con  vino blanco,  salpimentamos  y  dejamos cocer lentamente,  tapando la cazuela  hasta que la carne esté blandita y jugosita, es decir, como unos diez minutos, el tiempo de recortar alguna subvención o de subir un impuesto.

Cuando nuestro guiso esté preparado, lo sacamos y como nuestros jóvenes ya habrán terminado su tarea, colocamos, previamente escurrido, el guiso en nuestras tiras de repollo, enrollamos, sin el papel de aluminio y colocamos los rollitos en nuestra maravillosa fuente Pyrex.

¡El pyrex! Otra vez hay que dar las gracias a las Mujeres por sus Ideas. Todos sabemos que IKEA fue idea de un hombre y así nos va, que pagamos por trabajar en el montaje de muebles.

En 1913 un ingeniero de apellido Littleton desarrolló una tapa de cristal para las bombillas de las locomotoras de tren que resistía las diferencias de temperatura y no se rajaba.

Su mujer Bessie, harta de que se le rompiesen  las cazuelas en el horno, le pidió a su marido que le trajese una de esas tapas para hornear su apreciado pastel.

El éxito fue rotundo, y su marido empezó a fabricar estas piezas de cristal con el nombre de Pirex.

Una vez que hemos colocados  los rollitos en el Pyrex, en la postura preferida de los reflexivos, es decir tumbados,  los rociamos con la salsa que nos ha sobrado de escurrir el guiso, y espolvoreamos queso por encima de nuestro manjar, gratinamos y servimos en el mismo recipiente.

Ya en 1915 el anuncio decía que su éxito es que es fácil de limpiar, no retiene manchas ni sabores, se hornea y  se sirve en la misma cazuela, y si sobra se almacena en el refrigerador. Con ideas así superamos la crisis en un santiamén.

¡Buen provecho!

Patricio Sesma Granell es director del restaurante Bokado de Madrid