El precio del petróleo del crudo Brent (petróleo referente en Europa) ha superado los 120 dólares el barril, lo que la lleva a niveles de hace tres años. La ola alcista afecta también al West Texas (referente en Estados Unidos), con unos futuros por encima de los 105 dólares. Estas evoluciones se encuadran en la reciente decisión de Irán de adelantarse a las medidas de embargo aprobadas por la UE, que entrarán en vigor el próximo julio.

Rostam Qasemi, ministro iraní del Petróleo, anunció la pasada semana que iba a prohibir las exportaciones de crudo a varios países occidentales por un periodo entre 5 a 15 años, al tiempo que el viceministro del Petróleo, Mohamad Karim Abedi, indicaba que los precios se dispararán cuando la UE lleve a cabo su veto a las importaciones de crudo iraní. Esta reflexión, cargada de amenazas, es compartida por algunos expertos del mercado que temen una escalada de las cotizaciones en este año.

Otro riesgo al que se enfrentan los países importadores es que el posible cierre del Estrecho de Ormuz se convierta en un catalizador más para las subidas del crudo, así como el aumento de la tensión entre Irán e Israel.

España, aunque hasta julio puede que no se vea sin el abstecimiento de Irán (el segundo país suministrador), busca ya alternativas. Libia, Rusia y América Latina son algunas de las áreas que elevarían sus ventas, aunque se está a la espera de posibles reacciones de «solidaridad» con Irán por parte de Venezuela.