A veces hay historias que parecen llegar a su punto y final y sin embargo el tiempo demuestra que ese punto es sólo un y aparte. Es el caso de una firma española de cervezas que tras ser una de las más consumidas durante una época, dejó de producirse para volver al mercado muchos años atrás. Hablamos de la barcelonesa Moritz (www.moritz.com).

En 1856 el alsaciano Louis Moritz lanzaba esta bebida con su apellido en Barcelona: había nacido la cerveza de etiqueta amarilla con una gran M azul. La firma empezó a ser conocida en la ciudad y alrededores tanto que en los años treinta, ya fallecido su fundador, llegó a ser la más vendida de Cataluña, con una cuota de mercado del 34%. Durante la Guerra Civil la empresa fue colectivizada pero después de la contienda, Moritz, siempre en manos de la misma familia, recuperó, en los años 70, las tasas de mercado de antaño. Lamentablemente fue también a finales de esa década cuando se vio obligada a cerrar por problemas económicos.

Pero ése no fue el punto y final para la firma catalana: en 2004, la quinta y sexta generación decidió volver a comercializarla utilizando una estrategia poco usual: no utilizarían publicidad sino que asociarían su nombre a actividades culturales y artísticas. Por ejemplo, su nombre se ha vinculado, al de las zapatillas de diseño Munich o al de los cascos de moto Helmetdress. Y así, la marca Moritz volvió a oírse por los bares y restaurantes de la ciudad aunque tuvieron que enfrentarse a desafíos importantes como poder competir en un mercado cervecero muy atomizado o conseguir llegar a un público joven sin defraudar al mismo tiempo a los mayores de 50 años, que eran quienes recordaban la marca.

Una de las mayores acciones del grupo fue restaurar la fábrica Moritz, sede corporativa de la empresa, que fue abierta al público a finales del año pasado. El espacio, de más de 4.000 metros cuadrados, ha sido renovado por el arquitecto Jean Nouvel y acege una zona dedicada a la cerveza (se podrá ver cómo se fabricaba antiguamente y cómo se elabora en la actualidad), museos, distintos espacios culturales y gastronómicos

En este nuevo espacio trabajarán unas 100 personas, con lo que Moritz contará con una plantilla de unas 300 personas.

Aunque los patrocinios han jugado un papel en su relanzamiento, también tenían que darse a conocer fuera de nuestras fronteras y en eso entraron en juego las ferias: “En 2008 empezamos a ver que tenía tirón fuera, así que fuimos a alguna feria y llegaban los importadores de cerveza extranjeros. Actualmente vendemos en Reino Unido, EEUU, Australia (de hecho en Melbourne vendemos más que en Lérida y Tarragona juntas), Japón, Nueva Zelanda, etc.”, explica Albert Castellón, director general de la marca. En España, de momento, sólo puede adquirirse en Cataluña.

El grupo, que también cuenta con aguas minerales, sigue empleando los métodos de fabricación de sus inicios y es el único en emplear agua de manantial en la producción de la cerveza. En 2010 facturaron 36 millones de euros. ¡Salud!