Bruselas cederá en sus exigencias del déficit a España cuyos presupuestos lo elevarán al 5% para 2012

23/02/2012

Maite Vázquez del Río. El comisario Rehn se encuentra estudiando con el ministro Luis de Guindos en cuántas décimas se podría flexibilizar el objetivo de déficit, pese a que el BCE alerta de que se podría disparar la prima de riesgo al "darse marcha atrás" en los objetivos.

Bruselas parece que quiere dar un respiro a España y su rígida exigiencia de que este año se deberá bajar del 8 al 4,4% el déficit público podría suavizarse. Al menos así lo han empezado a reconocer tanto en el Ejecutivo comunitario con en el español. El propio presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, quien en la reunión con Angela Merkel aseguraba que no lo iba a hacer, finalmente ha claudicado y reconocido que «hablaremos con la Comisión». Un reconocimiento que ha sido ampliado por el ministro de Economía, Luis de Guindos, al referirse a la posibilidad de que los Presupuestos Generales del Estado -una vez conocida la previsión de caída del 1% del PIBen vez del 4,4% fije el 5% de déficit para el presente ejercicio.

Tal vez de esta forma, el paquete de medidas que el Gobierno debe aplicar contengan unos recortes menos severos, para en 2013 echar el resto. Lo que si es irrenunciable por parte de Bruselas es que en 2013 el déficit debe situarse en el 3% o por debajo. La forma en que se llegue y lo que se haga este año, siempre que no se dispare, a la postre les dará igual. Por este motivo, Rajoy recalcaba, pese a hablar con la Comisión, es que la intención es «cumplir con los objetivos de déficit público».

Con ello, España seguiría ganando credibilidad ante los mercados y alejaría el fantasma del contagio, dado que se mantiene el compromiso de consolidación fiscal.

No obstante, el Ejecutivo español quiere que en los presupuestos, que presentará en Bruselas el próximo 30 de marzo, aparezcan medidas de apoyo al crecimiento económico, el talón de Aquiles en estos momentos, para que se pueda crear empleo. Las medidas adoptadas hasta ahora y calificadas por el FMI como «enérgicas» no son suficientes, y como Rajoy ha explicado además de pensar en el corto plazo, que es reducir el déficit, también hay que «gobernar» pensando en el medio y largo plazo.

El presidente español, en este sentido, ha explicado que las reformas estructurales son «necesarias para crecer y crear empleo». Este sería el caso de la reforma laboral con la que el Gobierno espera que no se siga destruyendo empleo y que se creen puestos de trabajo. Pero evidentemente, sin crecimiento económico, elevado déficit público y mucha deuda pública, no se puede crear empleo.

Con estos compromisos desde Madrid, el Ejecutivo comunitario parece, por fin, haber admitido que está estudiando flexibilizar los porcentajes de recorte del déficit público español, así como de otros países con problemas similares. Bruselas ha tenido que ceder al verse confirmados los malos presagios de la recesión y por ello, el comisario Rehn ha confirmado que se encuentra «trabajando» con el Gobierno español para ver lo que se puede hacer.

Pero primero el equipo económico de Rajoy deberá concretar en cuánto quedó el déficit público a finales de 2011, que como todo parece indicar estará muy próximo al 8%, pese a que se debía haber reducido al 6% del PIB. El descontrol en las cuentas de las comunidades autónomas ha sido el culpable de esta desviación, y que el comisario europeo quiere conocer al dedillo esas cifras para saber dónde se encuentra ese desfase fiscal. Y tras las cifras, Rajoy deberá mostrar sus medidas, el segundo paquete de recortes que irá incluido en los Presupuestos de este año, tras el aprobado a finales de diciembre, que supuso una reducción de 15.000 millones de déficit a través de la subida del IRPF y más recortes de gasto público.

Con toda esta información y si les convencen los datos por ser creíbles, la Comisión Europea podría flexibilizar sus exigencias, a fin de no meter una mayor presión sobre la economía española. En Bruselas se ha empezado a hablar de que se podría flexibilizar unas décimas el objetivo (del 4,4 al entorno del 5%), aunque el equipo económico del Gobierno se quiere marcar como objetivo que quede por encima del 5%. Rehn y de Guindos han empezando a negociar y calcula que pasarán unas semanas para fijar el dígito final.

Y el BCE dice que no

Pese a esta flexibilidad que serviría a la economía española para no agravar la recesión que habrá este año, según han confirmado las previsiones de Bruselas, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, ha mostrado su rechazo de que se suavice el objetivo de déficit para España. Explica este rechazo diciendo que supondría una reacción negativa en el mercado y dispararía de nuevo la prima de riesgo, porque «dar marcha atrás» en los objetivos fiscales supondría una «reacción inmediata» por parte del mercado.

En este sentido, sigue argumentando el BCE, los diferenciales de la deuda y el coste del crédito subirían. Draghi, en una entrevista al diario The Wall Street Journal, ha precisado que «la consolidación fiscal es inevitable en el actual contexto y compra el tiempo que se necesita para las reformas estructurales».

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