Bocatín de merluza en tiempos de crisis

24/02/2012

Patricio Sesma Granell, restaurador. Compraremos lo siguiente: una berenjena, un pimiento verde grande, dos filetes de merluza, dos huevos, un botecito de nata, sal, pimienta, un bote de pimientos del piquillo, todo esto de régimen.

Me he puesto a régimen, incluso he ido a un endocrino, aunque la verdad sea dicha que pagar por pasarlo mal es un poco masoquista.

¡Tal y como están las cosas uno ya no sabe si somos masoquistas, nos gusta que nos flagelen, o simplemente, estamos tan humillados como los toros en espera de la estocada final!

La idea del régimen me ha venido porque he leído en el periódico que si estudias lo que hizo el régimen puedes acabar en la cárcel, porque el régimen de la seguridad social va camino de la quiebra, porque el régimen de lluvias es penoso…

En fin, que para saber bien qué es eso del régimen me he ido al diccionario y resulta que  no dice absolutamente nada de la comida. ¡¡ Vivimos engañados ¡!

¡¡¡ Estoy pagando algo que no existe!!! Vaya, ya soy como los gobiernos autonómicos, que les encanta pagar cosas que no existen.

No pienso adelgazar con el régimen ¡Así seré como los políticos que pagan cosas que no sirven!

Cuando vuelva a consulta le comentaré al médico que me explique la palabra régimen, y como  el Poder  no da explicaciones, ya que tiene la sartén por el mango, seguro que me dice que en este país se paga por todo y no se rechista, así que a partir de ahora  pescadito, verduritas, algún que otro huevo y poco más.

Tras esta espantosa visión, he puesto mi memoria en funcionamiento, aunque poner en marcha la memoria puede ser peligroso, pregúntenle a la memoria histórica, y he decidido hacer algo con los ingredientes que me ha sugerido el endocrino.

Vamos al mercado que, aunque no hay rebajas como la de los sueldos y las indemnizaciones, no nos va a salir muy cara la compra. Compraremos lo siguiente:

Una berenjena, un pimiento verde grande, dos filetes de merluza, dos huevos, un botecito de nata, sal, pimienta, un bote de pimientos del piquillo, todo esto de régimen; y para ser un pelín transgresores, mejor nos iría si lo fuésemos ante la que esta cayendo, vamos a comprar un poquito de mantequilla y pan rallado.

Vamos a preparar un Bocatín de merluza y pimientos.

Es mas fácil de cocinar que la receta de las nuevas medidas del mercado laboral, así que empezamos ya.

En una sartén, doramos los filetes de pescado, dejándolos medio crudos. En el mismo aceite freímos a fuego lento el pimiento verde y lo hacemos tiras; eso sí, cuando se enfríe, no vaya a ser que tengamos que coger la baja por quemaduras de primer grado, que a este paso será motivo de despido objetivo.

Olvidaba decir que hay que quitar las pepitas al pimiento. Hago un inciso para recordar que LAS PEPITAS no son hijas de LA PEPA, a la cual saludo desde aquí por su bicentenario.

Recomiendo quitar las semillitas ya que bastantes chinitas nos ponen en el camino como para que las pongamos nosotros también  en la comida.

Luego, con el mismo fuego lento, tan lento como crecen los brotes verdes, sofreímos la berenjena cortada en finas rodajas.

¡Ni se nos ocurra tirar el aceite, que lo vamos a usar!

Una vez finiquitada, palabra de moda, esta primera actuación, vamos a proceder a la parte transgresora para nuestro régimen de penurias “hidratocarbonadas”.

Untamos un molde con mantequilla y lo espolvoreamos con el pan rallado; tampoco es tan transgresor, pero como todo, en este momento de la vida hay que vivir de ilusiones y agrandar las cosas, incluido el sueldo.

Después, colocamos uno de los  trozos de merluza, encima las  tiras de pimiento frito, en la siguiente capa la berenjena en rodajas y techamos con el otro filete.

Por último, y escondiendo al endocrino esta parte de la receta, como se esconde el dinero negro a Hacienda, batimos los huevos junto con la nata y una pizca de sal y de pimienta.

Vertemos en el molde nuestro brebaje rico en calorías, como los suplementos vitamínicos de los ciclistas, y metemos en el horno al baño María 180º durante unos 20 minutos.

¡¡ Venga, vale, el  lunes empiezo el regimen ¡¡

El baño María, no es el título de ningún cuadro recién descubierto; es una técnica culinaria también llamado baño María la Judía, primera mujer alquimista.

Se dice que  estableció el método del baño en agua para imitar las condiciones de la naturaleza y calentar lentamente mezclas de varias sustancias.

Se le supone  inventora del Kerostasis, que es un  vaso cerrado en el cual unas finas hojas de cobre son expuestas a la acción de vapores, y todas estas cosas las hacía en el siglo II ó III.

Una vez que hemos terminado la cocción dejamos enfriar y desmoldamos.

Mientras en el horno se cocía nuestro futuro bocatín, tan sigilosamente como se cuecen los decretos en el consejo de ministros, nosotros nos hemos entretenido en hacer una salsita espesa de piquillos, que es tan fácil de hacer como de despedir.

Pasamos el aceite reservado por un chino para quitar las impurezas. Todo pasa por China y por el Régimen chino, son los dominadores.

Cogemos la mitad de los pimientos de la lata, los ponemos en el vaso de la batidora, añadimos el aceite tamizado, el aceitito que viene en la lata, un tomate, tan crudo como la masa de aire siberiano, un ajito y sal. La textura de la salsa debe de ser fina; lo conseguiremos añadiendo leche, desnatada para despistar al régimen.

La ponemos al fuego para que se caliente, pero no tanto como lo están los sindicatos, es decir burbujeante, no hirviente y cuidado con las burbujas que saltan y lo ponen todo pringado.

Serviremos el bocatín acompañado de la salsa, nunca encima, y si queremos poner algo encima que sean los pimientos que nos han sobrado, eso sí, previamente calentados en el micro.

¡Buen provecho!

Patricio Sesma Granell es director del restaurante Bokado de Madrid

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