«No pagaremos esta estafa» era la gran pancarta que presidía la gran manifestación del mundo universitario por el centro de Barcelona, ante una fuerte presencia de los Mossos que protegían los edificios oficiales. Los organizadores hablaban de que habían congregado a unas sesenta mil personas. A la hora de escribir esta crónia la marcha transcurría pacíficamente sin que apenas se produjeran más incidentes salvo un gran colapso de tráfico. Manifestaciones similares se desarrollaron en las cuatro capitales catalanas.
Las universidades catalanas sufrieron un duro recorte del 17% el año pasado y este año tendrá otro tijeretazo del 2%, además de haber subido el 7,5 las tasas de matriculación.
Según el mundo universitario ello provocará el despido de unas setecientas personas, aunque que desde la consejería de Universidades se afirma que «es radicalmente falso», en palabras del secretario de Universidades Antoni Castellà, quien aseguró que la reducción del personal universitario la conseguirán incentivando las jubilaciones. E invitó a los representantes de la Plataforma Unitaria a dialogar, oferta que fue inmediatamente aceptada por el representante de los profesores «para clarificar conceptos, dado que los datos que tenemos son totalmente contradictorios con los que ofrece la Generalitat».
La jornada empezó cuando estudiantes y profesores se concentraron en diversos centros. En la facultad de Geografía e Historia unos doscientos estudiantes permanecieron en asamblea durante toda la noche. Los universitarios de Bellaterra (a unos treinta kilómetros de Barcelona) cortaron la autopista y bloquearon el acceso a la estación del ferrocarril e interrumpieron el servicio de trenes. Este se ha reanudado al pactar que los trenes no pararan en esta estación. En la zona universitaria de Barcelona, la Diagonal, una de las principales zonas de entrada de la ciudad, permaneció cortada durante casi una hora provocando retenciones que superaron la media hora.
A la concentración central, que también colapsó la circulación de todo el centro de Barcelona, se unieron a los universitarios desde los estudiantes de institutos hasta medio centenar de ancianos, usuarios del ambulatorio de Bellvitge, que con pañuelos rojos se sumaron a la concentración de estudiantes, que llegaron con gritos de «no hay pan para tanto chorizo» y «manos arriba, esto es un atraco». Fueron recibidos con fuertes aplausos. Paralelamente una quincena de estudiantes ocuparon durante diez minutos la vecina Oficina de Orientación de Acceso a la Universidad, mientras otro grupo trató infructuosamente de leer un comunicado en una emisora radiofónica.
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