El debate sobre el futuro de la banca que se ha producido en el Encuentro Internacional Bankia 2012 ha tenido un claro protagonista: las entidades financieras deberán continuar por la senda de la reducción de la capacidad instalada, con el cierre de más sucursales y nuevos ajustes de plantilla. «El exceso de capacidad es un problema serio«, según la consejera delegada de Bankinter, María Dolores Dancausa. «Se van a tener que cerrar muchísimas oficinas y muchos empleados bancarios se quedarán sin trabajo«, añade esta ejecutiva, que cree que el futuro de la banca pasa por Internet.
“Nos queda demasiada capacidad instalada. Muchas entidades no han hecho el ajuste necesario«, aporta Francisco Verdú, pese a que en los tres últimos años se han cerrado 4.000 oficinas, lo que supone un ajuste del 20%, y se ha reducido la plantilla en un 15%. Recuerda que el ajuste de Bankia supone el 25% del total de los realizados por el sistema financiero. “Los márgenes seguirán siendo reducidos durante un largo periodo de tiempo, y habrá que acostumbrarse a una situación de márgenes estrechos por la caída de ingresos y el exceso de capacidad en el sector”, insiste Verdú.
El consejero delegado de Bankia cree que “la sucursal seguirá siendo el canal básico de relación con el cliente para cierta operativa, pero las oficinas del futuro deberán ser más eficientes para no penalizar a otros canales”.
Su colega del Sabadell, Jaime Guardiola, coincide en que «es poco intuitivo seguir abriendo oficinas» en la situación actual. Cree que la banca cometió el error de continuar abriendo sucursales, cuando los consumidores empezaron a volcarse en hacer transacciones por Internet. Pero en su opinión el mayor problema para la banca no es tanto el exceso de capacidad, como las «pérdidas y cómo afecta eso a la solvencia de las entidades«.
El vicepresidente de Banco Popular, Roberto Higuera, cree que las entidades más débiles, «tienen que hacer un esfuerzo de reducción de costes, porque se les han caído los ingresos«.
Demonizar a la banca
El otro protagonista del debate es lo que sus participantes consideran como un intento de “demonización”, en expresión de Francisco Verdú, de la banca en España. Para María Dolores Dancausa, “la búsqueda del culpable es algo muy típico de la cultura española”. “Hablar mal de la banca, vende bien”, señala, pero “echar la culpa de todo lo que pasa a la banca es injusto y no soluciona los problemas.”.
Jaime Guardiola recuerda que, mientras que “los bancos españoles no han costado nada al erario público”, son sus accionistas los que han asumido unos mayores costes por la caída de la Bolsa debido a la crisis. Pero reconoce que “los banqueros nunca han sabido explicarse bien”. Y cree que hay que “poner el foco sobre aquellos que han provocado las pérdidas”.
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