¿Dónde está el periodismo? Quedan periodistas pero su espacio va reduciéndose y tal vez, dentro de poco, no haya lugar más allá de los 140 caracteres para relatar el mundo en que vivimos. Queda Enric González, Miguel Mora, Diego A. Manrique, Manuel Hidalgo, Pablo Ordaz, José Yoldi, Jacinto Antón (y algún otro, y algún otro); quedan, en la periferia del sistema, francotiradores como Íñigo Sáenz de Ugarte (http://www.guerraeterna.com/); quedan los apuntes pop de Kiko Amat, que también son otra forma de reporterismo cultural; quedan algunos colegas tratando de no ensuciarse de mierda hasta las orejas y peleando con el día a día y contando historias de hace un minuto. Pero, repito, ¿dónde está el periodismo? ¿Dónde esas crónicas dignas de un New Yorker que se editase en esta piel de toro de nuestros padeceres? Pues no está. No está y se le espera. Cada vez hay menos espacio para los buenos reportajes en la prensa y cuando hay espacio no hay buenos reportajes, sniff, qué penita. Y mientras aguardamos a que alguien haga sitio a los nuevos narradores de la actualidad, degustemos el excelente bourbon reporteril que incluye el volumen Mata a tus ídolos.
El autor es Luc Sante, neoyorquino desde hace 50 años y prosista de trazo eléctrico y erudición posmoderna. Escribe Luc Sante de la Nueva York apocalíptica de los 70, del origen jazzístico del término funky, de cigarrillos, de algaradas callejeras. De Allen Gingsberg: “¿Fue Aullido el último poema en golpear al mundo con el impacto de una noticia y agarrarse a él con la tenacidad de una canción pop?”. Alguien capaz de escribir una frase así merece toda nuestra atención.
Mata a tus ídolos. Crónicas de una Nueva York pretérita, allá por los 70, cuando la ciudad se hallaba al borde del colapso, convertida en antiutopía inspiradora de serie B para disfrute de pilluelos de barrio, Carpenter y su Asalto a la comisaría del distrito 13 o el héroe tuerto que escapaba de 1999, aquella era nuestra Nueva York infantil, ultraviolento campo de batalla pero también vertedero donde crecía toda flor punk, del hotel Chelsea al CBGB, Hey Ho Let’s Go.
Atentos a esa pieza maestra que es Las ruinas de Nueva York. Frescos de Francesco Clemente en el Palladium, 1995, ensoñación de una Pompeya con discotecas objeto de estudiosos del futuro o la Gran Manzana bajo la lava.
Atentos a esa fotografía de Nueva Jersey como decorado para la clase media y modelo de toda urbe sin alma en la que, a lo largo y ancho del planeta, abundan las bicicletas, las barbacoas y los matrimonios en chándal.
Qué bueno, amigos. ¡Mata a tus ídolos! es periodismo del que vale la pena. Ese periodismo que tanto echamos de menos. Repleto de talento literario y certero en el análisis.
El periodismo, queridos lectores, está en los libros. Así que toca rastrear en su busca. Y Libros del KO es un buen lugar para hallarlo.
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