La financiación no bancaria a las pymes debe contar con incentivos fiscales

11/03/2012

Miguel Ángel Valero. La Fundación de Estudios Financieros reclama que el capital riesgo o el Mercado Alternativo Bursátil tengan las mismas ventajas que los planes de pensiones

En 2007, antes de que estallara la crisis financiera internacional, el 96% de las pequeñas y medianas empresas (pymes) se financiaba mediante créditos de bancos y cajas. En 2010, ese porcentaje ya suponía el 96,8%. La Fundación de Estudios Financieros, que ha dedicado el número 45 de sus Papeles a “Pequeña y mediana empresa: impacto y retos de la crisis en su financiación”, detecta que la dependencia de las pymes respecto al crédito bancario se ha agravado por la crisis. Tanto por el comportamiento restrictivo del crédito, que “ha sido más severo en las operaciones de financiación de menor importe”, perjudicando mucho más a la pyme que a la gran empresa. Como por su menor poder de negociación frente a las entidades bancarias y su escasez de alternativas, ya que tiene grandes dificultades para emitir valores o para acudir a los mercados.

Por ello, el presidente de la Fundación y también del grupo Renta 4, Juan Carlos Ureta, reclama incentivos fiscales y una mayor colaboración público-privada para la financiación a las pymes. “Como es la pyme la que realmente crea empleo en España, esos incentivos tendrán una alta tasa de retorno”, argumenta.

Antonio García Tabuenca, del Instituto de Análisis Económico y Social y profesor de la Universidad de Alcalá, y uno de los directores del estudio (en el que han participado 30 expertos), resalta que entre 1985 y 2011, el número de empresas en España ha crecido el 3% anual de media, pero no ha aumentado la dimensión de la pyme. “El modelo empresarial español está formado por un grupo tractor de grandes empresas y muchas pymes de reducido tamaño”, señala. Las consecuencias son que las empresas no tienen dimensión ni capacidad para entrar en sectores innovadores, por lo que se han ido a actividades “rentistas o especulativas”, como la construcción o el sector inmobiliario; registran peores resultados en productividad, inversión, innovación y exportación; y carecen de capitalización. “La etapa de exuberancia del crédito no ha sido buena para las pymes, ha sido un período perdido, porque no ha contribuido a mejorar la eficiencia de estas empresas”, razona.

La crisis actual está demandando la necesidad de incentivar el crecimiento y el empleo por todas las vías posibles. Entre ellas, la pyme y su acceso a la financiación han cobrado un especial protagonismo”, señala el informe. “Teniendo en cuenta la elevada relevancia de la pyme en el conjunto de la economía, las autoridades públicas deberían desarrollar al máximo las alternativas de financiación”, añade. “No se trataría tanto des sustituir la que es su principal fuente, la financiación bancaria, sino de ampliar sus posibilidades”, insiste.

Una opción es el ICO, aunque la Fundación de Estudios Financieros critica que el modelo de intermediación bancaria que se utiliza prima a las empresas con “mejores riesgos” y, por tanto, con menores dificultades de acceso a la financiación. Las sociedades de garantía recíproca (SGR), que sí atienden a las empresas de frágil estructura financiera (“los peores riesgos”, como los define García Tabuenca), tampoco han logrado mucha relevancia tras 30 años de existencia en España

Ventajas fiscales para el MAB

El Mercado Alternativo Bursátil (MAB), que “nació con la crisis” como recuerda García Tabuenca, y del que 15.000 empresas españolas serían candidatos “potenciales” a su cotización, y otras vías de acceso a los mercados de capitales deberían ser reforzados por “una acción pública decidida, que debería concretarse en incentivos fiscales atractivos y otras fórmulas para quienes inviertan a través de vehículos especializados o directamente en este tipo de compañías”.

Alternativas como el capital riesgo o el private equity deberían contar con incentivos fiscales “del mismo orden que los planes de pensiones”, enfatiza García Tabuenca. Hay que incentivar “particularmente las pymes con actividades avanzadas y con mercados en expansión, y ayudar a las empresas jóvenes”, sugiere la Fundación de Estudios Financieros. Como fomentar la exportación de las empresas de menos de 50 trabajadores, porque es prácticamente inexistente.

El tamaño importa, porque si no crece la empresa no tiene capacidad de negociación con la banca ni de obtención de financiación”, concluye el codirector del informe de la Fundación de Estudios Financieros.

Columna vertebral pero el eslabón más débil

Daniel Calleja, director general de Empresa e Industria de la Comisión Europea y representante especial para las pymes, resalta que en Europa hay 23 millones de estas empresas, a las que define como “la columna vertebral de la economía europea”. El 85% de los empleos creados en la primera década del siglo XXI corresponde a las pymes, que también ofrece dos de cada tres nuevos puestos de trabajo en la actualidad. Pero “el problema número uno de la pyme es la financiación, que hace que las pymes sean el eslabón más débil de la economía europea”.

Así, una de cada tres pymes que pide un crédito no lo logra. Para combatir ese problema, la Comisión Europea ha puesto en marcha el programa Cosme, que también fomenta la creación de empleo y la internacionalización, y fondos específicos para que parados monten empresas. “En Europa no hay un mercado de capital riesgo organizado, hay menos operaciones que hace diez años”, por lo que la Comisión Europea ha creado el pasaporte europeo para los fondos de capital riesgo.

Como uno de los grandes problemas de las pymes es el retraso de pagos de las Administraciones Públicas (España es el tercero más tardón, tras Grecia e Italia), la Comisión Europea ha pedido a los Gobiernos nacionales que no esperen a 2013 para implantar la Directiva que obliga a pagar en menos de 30 días.

Otras medidas son la simplificación y reducción de cargas administrativas, el apoyo a la internacionalización y a la innovación, porque “las empresas que exportan y las que innovan son las que crecen y las que crean empleo”, y promover el espíritu empresarial, sobre todo entre las mujeres y entre los jóvenes, con una iniciativa de intercambio similar al Erasmus.

Todo ello para que las pymes, que son “las grandes víctimas de la crisis”, se transformen “en las protagonistas de la salida de la crisis”, zanja Daniel Calleja.

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