Hay muchas formas de convertirse en bodeguero: comprar unos terrenos, unas vides y ponerse a hacer vino; adquirir acciones de cualquier grupo de bodegas que cotice, aunque en esta variante se pierden matices importantes o, apuntarse a la novedosa iniciativa de las bodegas Ortega Fournier (www.ofournier.com). ¿En qué consiste?

La bodega, con viñedos en la zona de Ribera de Duero, Argentina y Chile, permite a los que quieran ser propietarios de viñedo hacer su propio vino sin los problemas añadidos de gestionar la vid o la bodega. “Es una forma atractiva de ser propietario de viñedo, así puedes tener tu propio vino, controlas la inversión porque pagas una cantidad fija y no te llevas sorpresas, incluso para dueños de restaurantes o tiendas puede ser interesante vender el vino con su marca”, comenta José Manuel Ortega, socio de la bodega. En estos casos también resulta más económico que adquirir el vino al distribuidor o a la propia bodega.

Las propiedades que se ponen a disposición de los inversores están en la bodega de Argentina, Santa Sofía. La oferta está abierta a unos 50 ó 60 inversores para los que ponen a disposición distintas hectáreas de terreno, algunas, las de mayor tamaño, permiten incluso la posibilidad de construirse una casa. La bodega se encarga del mantenimiento del viñedo hasta la primera producción de uvas. Incluso se ocupan de la vendimia y de la elaboración del vino. Además, el inversor puede disponer de una webcam personal para controlar la evolución del viñedo y el paquete incluye otro tipo de actividades de ocio como la posibilidad de disfrutar  de la casa de huéspedes de la bodega (11 habitaciones), paseos a caballo por el viñedo, etc..

¿Precios? Pues depende del tamaño del viñedo: las superficies de dos hectáreas cuestan 150.000 dólares por hectárea. Por su parte, las de tres hectáreas, que permiten construir una casa, tienen un coste de 150.000 por hectárea. ¿Le tienta la idea?