El lunes, si todo sale como está previsto, Isidro Fainé, presidente de ‘la Caixa’ y de CaixaBank será el mayor banquero de España. Ironías del destino, un hombre de cajas de ahorro estará al frente del banco con mayor volumen de activos en el mercado español. Sus 355.000 millones de euros en activos (273.000 millones de CaixaBank y 72.000 millones de Banca Cívica) marcan distancias sobre los 339.300 millones del BBVA (tras adquirir Unnim) y los 338.000 millones del Santander en España. El desplome de Banca Cívica en Bolsa, tras conocerse que la oferta de CaixaBank iba a ser muy ajustada en precio, ha acelerado el movimiento, que iba a concretarse la próxima semana. Caixabank ofrecerá un canje ligeramente por encima de los 2,22 euros que vale cada acción de Banca Cívica tras cerrar la cotización el viernes con una caída del 6,33%. A los accionistas de Banca Cívica, y tampoco a los gestores de la entidad, les interesa que se prolongue la incertidumbre. Máxime cuando la otra opción, Ibercaja, se ha desmarcado con rotundidad al afirmar en la presentación de su integración con Caja 3 que no necesita “más compañeros, aunque alguno esté llamando a nuestra puerta”, según su presidente, Amado Franco.

Banca Cívica, la primera fusión virtual del sector de cajas y la segunda que cotizó en Bolsa (tras Bankia) porque Caixabank no es fruto de una integración, necesita 2.031 millones de euros para cumplir con las exigencias de provisiones adicionales fijadas por la reforma financiera. Y le falta tiempo, mientras se extienden las lamentaciones porque desde que se fraguó la operación entre Caja Navarra y Caja Canarias (luego se incorporaron, en dos tandas, Caja Burgos y la sevillana Cajasol) las reglas del juego se han variado radicalmente en tres ocasiones.

Durante este fin de semana, pocos descansarán en las cúpulas de CaixaBank y de Banca Cívica, porque los consejos de administración deberán ratificar la propuesta diseñada por el equipo de Fainé y de Juan María Nin, director general de la entidad catalana.

La mano de éstos se nota en que la operación de integración de Banca Cívica no contempla ni ayudas públicas ni financiación del Fondo de Garantía de Depósitos (al que CaixaBank contribuye decisivamente como cuarto grupo financiero del país). Fainé y Nin no quieren factores externos que condicionen su gestión.

Tras dos meses de tanteos, la operación comenzó a concretarse el 13 de marzo, cuando CaixaBank reconocía a la CNMV que estaba negociando con varias entidades y que estaba en fase de due dilligence (examen profundo de las cuentas y de los balances) con Banca Cívica. Esto se entendió como la respuesta a la adjudicación de Unnim al BBVA, que doblará así su cuota de mercado en Cataluña, el mercado de origen de ‘la Caixa’.

Una oferta por encima de los 2,22 euros no es un mal resultado para Banca Cívica, ya que los analistas especulaban con una valoración de dos euros, lo que supondría un descuento del 80% sobre el valor en libros, 0,2 veces el valor contable. La salida a Bolsa, en julio de 2011, fue a 0,27 veces. La propuesta de CaixaBank va a estar en el medio de estas dos cifras.

Ahora CaixaBank deberá hacer frente a un ajuste de al menos el 10% de la red y del empleo del nuevo grupo, ya que con  Banca Cívica suma 32.500 empleados y 6.600 sucursales. Sin perder de vista que puede afrontar más adquisiciones, ya que sigue siendo el principal candidato a quedarse con NovaGalicia Banco si José María Castellano y César González-Bueno no logran captar inversores privados. Y aleja el fantasma de una integración con Bankia.

Efecto dominó

La certeza de que las negociaciones entre CaixaBank y Banca Cívica están en su momento culminante provoca nuevos movimientos en el sector. La próxima entidad intervenida por el Banco de España y el Frob, el Banco de Valencia, cobra más valor tras la operación de ‘la Caixa’. Banco Popular y BMN son los que han mostrado más interés por la entidad, participada por Bankia (que la heredó de Bancaja). Pero no se descarta una sorpresa como la del BBVA con Unnim.

También gana atractivo Catalunyacaixa, que ha pedido que se adelante su adjudicación para no prolongar la situación de incertidumbre y porque los inversores privados no aparecen. El Santander o el Popular pueden mover ficha, para eliminar el efecto Unnim en el BBVA y para volver a ser el primer banco del país (sumaría 414.000 millones de euros en activos), en el primer caso, y para recuperar la tercera posición, perdida tras quedarse el Sabadell con Banco CAM, y de paso ganar cuota en el mercado de su máximo rival, en el segundo.

Movimientos que, si se concretan, provocarán a su vez nuevas operaciones, porque nadie quiere perder el paso en esta pugna por la concentración, y porque el tiempo es oro. El Gobierno y el Banco de España quieren tener claro el nuevo mapa financiero antes de las vacaciones de verano.