Medio centenar de detenidos y casi una cincuentena de heridos es primer balance de los graves enfrentamientos que se produjeron entre los Mossos d´Esquadra y un activo grupo de antisistema en el día de la huelga general. El centro de Barcelona  fue el escenario desde primera hora de la tarde de escenas de gran violencia, donde grupos de encapuchados armados con palos quemaron una cafetería, robaron un bingo y provocaron números destrozos en el mobiliario urbano y en numerosos escaparates de comercios. Concretamente quemaron 225 contenedores y los bomberos tuvieron que realizar 186 actuaciones

Las fuerzas policiales tuvieron que actuar con contundencia, disparando balas de goma y gases lacrimógenos, lo que envalentonó a los antisistema que algunos momentos desbordaron a los antidisturbios.

Estos altercados provocaron que la gran manifestación convocada por los sindicatos viera enturbiado su recorrido, disolviéndose anticipadamente para evitar confluir con la zona de los incidentes.

Tanto los responsables de la Generalitat como los del Ayuntamiento destacaron que la jornada de huelga promovida por los sindicatos se desarrolló sin apenas incidentes desligándola de la vandálica actividad de los antisistema. Francesc Homs, portavoz del Govern, destacó que la jornada de huelga se había desarrollado con “normalidad, cumpliéndose los servicios mínimos” y acusó a unas minorías de aprovechar “las concentraciones para provocar granujadas”, hechos que como “condenamos enérgicamente, toda aquella expresión que incorpore elementos de violencia se ha de condenar y reprobar”.

En cambio el portavoz aseguró comprender el malestar de la calle, asegurando que “el Govern también tiene este sentimiento de malestar e inquietud, porque no estamos satisfechos con la situación que nos toca administrar”.

La respuesta a la convocatoria de manifestación en Barcelona fue multitudinaria. 800.000 manifestantes según los sindicatos, cifra que la guardia urbana rebajó a 80.000. También discreparon sindicatos e instituciones sobre el seguimiento de la huelga. Los primeros lo cifran en un 82% mientras los segundos coinciden en dar las cifras de la patronal, reduciéndolo al 20%.

También el alcalde de Barcelona, Xavier Trias, fue contundente al señalar que “hemos de ser absolutamente estrictos en condenar y rechazar la violencia” y añadió que los incidentes los protagonizaron un grupo de personas organizadas y coordinadas con el único objetivo de provocar altercados, «poniendo en peligro a las personas que participaban pacíficamente en las manifestaciones”. Añadió que el Ayuntamiento se personará contra todas las personas implicadas en estos disturbios. El alcalde anunció un próximo encuentro con el ministro del Interior “para exigirle unas normas claras para poder actuar contra estas personas”, insinuando la petición de unas reformas para endurecer los castigos a los violentos.

Por otra parte el alcalde reconoció quela huelga había tenido “un seguimiento importante y dentro de un orden casi absoluto” en una jornada “reivindicativa y legítima amparada por la ley”. Hecho este reconocimiento, aseguró que “Barcelona no puede ser la ciudad del miedo, queremos una ciudad abierta, tolerante, respetuosa con la capacidad de protesta, pero hemos de ser absolutamente estrictos y ser capaces de condenar la violencia”.

También los sindicatos convocantes condenaron y desvincularon los incidentes de la jornada de huelga, asegurando que estos actos lamentablemente se repiten en la ciudad por parte de un pequeño grupo  cada vez que se producen grandes movilizaciones, bien sean protestas sindicales o celebraciones por los triunfos del Barça.