Después de 12 horas estamos en Kyrgyzstan

04/04/2012

Carmen Duerto. A las 11.30h salía el Iberia con destino a Estambul. ¿Con qué ánimo facturas una bolsa de lona con cremallera para que se la lleven a la otra punta del mundo?. La bolsa de lona azul, estupenda con ruedas, forma parte de la equipación del Journey of Discovery. En el aeropuerto, con la señorita azafata que embarcaba por primera vez en su vida profesional a alguien que viajaba al Kyrguistan, tomamos la sabia decisión de ponerle un candado a la cremallera. En la tienda Samsonite me venden uno de acero por 12 euros, mejor de llave que de combinación que luego se olvidan las claves.

Ya en el avión el comandante nos informa que sobrevolamos Capri, Napoles y Tesalónica. A las cuatro horas y después de haber degustado un menú en el que un papelito advierte que nada de lo que hay en la bandeja lleva cerdo, llegamos a Estambul. Nos ahorramos los 10 euros de la visa de entrada porque nosotros estamos en conexión con otro vuelo. Gracias a Land Rover, que tiene la consideración de hacernos viajar en primera, podemos acceder a la mejor sala VIP que hay en el mundo aeropuertos. Es una macro sala, con carrito de quesos, cocineros italianos preparando pizzas vegetales, otros turcos que hacen la carne en su punto, surtido de pasteles que en nada envidían a los de Embassy y para colmo, dos hitos; wifi gratis y unos baños con orquídeas naturales.

18.30h locales y avisan del embarque de las lineas turcas, las Turkys, ya estamos todos sentados y un pequeño revuelo, hombres con traje de chaqueta oscuro y pinganillo toman posiciones. Suben maletines y bajan maletines, los cambian trescientas veces de sitio,hasta que todos están a su gusto. Es el primer ministro turco que se desplaza a Kyrguistan en nuestro vuelo, pero él no toma parte en nuestro Journey of Discovery, viaja a sus asuntos. La verdad es que el señor se sienta en su 1 A, que le gusta la ventanilla y no da guerra. Una cena turca y 5 horas después, llegamos al mini aeropuerto de Mara. Según recorremos la pista no dejo de ver aviones enormes de transporte de color negro, que parecen como pájaros aparcados en la pista. En uno leo que son de la US Force. En este país, de cinco millones de habitantes, hay una base militar norteamericana y otra rusa.

Ya estamos en la república del Kyrguistan, tres españoles; Belén Lacalle, Fernando Gómez y yo, que formamos el equipo español, que sustituye a los rusos, para recorrer la frontera con China. En esta aventura de ir desde Inglaterra a Pekin, para celebrar el millon de Land Rover Discoverys que se han vendido.

Y lo primero que vemos al entrar es un despliegue de soldados kyrguis bajitos, con uniforme verde, ojos achinados y una gorra de plato enorme. Es noche cerrada que impide identificar el paisaje que recorremos hasta llegar a la capital Bishkek. Poca iluminación, pero me ha parecido leer un nombre mítico; ZARA, sí como lo cuento. En un panel de marcas, he leído nuestra ZARA y ya me siento un poco como en casa. El hotel Al Keme, dice que es un cuatro estrellas y nos cobran por tres cervezas rusas de un litro cada jarra, 10 dólares americanos. La habitación, en el piso once, con moqueta granate dos camitas y unas colchas que hace mucho que no ven la luz.

Y ahora a dormir que en este país comienzan a despertarse…..

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