10.000 millones menos en Educación

10/04/2012

diarioabierto.es.

Un recorte de 10.000 millones de euros en Sanidad y Educación es sacudir el nudo gordiano de nuestra forma de vida. Nuestra imperfecta forma de vida, podríamos decir. Porque todos, más o menos, podemos estar de acuerdo en salir a la calle y vindicar la Educación y la Sanidad públicas, nuestro derecho a tenerlas y a seguirlas teniendo. Pero si ahora se trata de aclarar cómo se ha gestionado ese mismo derecho hasta ahora mismo, seguramente ya no estaremos todos tan de acuerdo. Que un derecho sea irrenunciable, que sea nuestra esencia misma como Estado y como sociedad, no siempre implica que se haya llevado a cabo de la mejor manera. La Educación, en España, no se ha llevado a cabo de la mejor manera. Seguramente tampoco de la peor, pero estamos mucho más cerca de la peor que de la mejor forma de ejercerlo, como han mostrado sucesivos informes PISA; aunque sin informes PISA, visitando de vez en cuando un instituto, un colegio, tampoco hace falta tener un ojo clínico docente para atisbar el cambio producido en los últimos años: pérdida absoluta de autoridad del profesor –no por parte del profesor, que bastante tiene con ir sobreviviendo a los desquiciantes cambios de los planes de estudios, más guiados por absurdas estrategias partidistas que por una auténtica política pedagógica unificada, sino por sucesivas directrices ministeriales- la convicción verdaderamente imbécil, por parte de muchos padres, de que el ámbito de la educación de sus hijos nace y muere dentro de las aulas, como si no tuvieran ellos que educarlos, o entender el colegio más como guarderías que como centros de un conocimiento que se ha adelgazado tanto que acaba siendo irrisible.

La calle va a llenarse de pancartas por este descomunal recorte de 10.000 millones de euros en Educación, y muchas de ellas pueden estar bien. Pero nadie, que yo sepa, se ha manifestado por la dignidad del profesorado, que ha mantenido viva, por lo menos, la siempre agónica llama de la educación en España. Recuerdo a Antonio Machado, recuerdo la canción El maestro, de Patxi Andión, recuerdo tantas cosas y llego a la terrible conclusión de que España sigue siendo lo que es porque nadie les ha tenido en cuenta desde la Institución Libre de Enseñanza: sólo para votar o recortar, y ni siquiera. Un buen plan de estudios vale más que un millón de ordenadores escolares. Pero un millón de ordenadores procura muchos votos al gobierno autonómico. Y un buen plan de estudios, consensuado y duradero, necesitaría una lucidez y un entendimiento demasiado alejados de nuestro desolado páramo político.

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