El puerto de la Quesera, en el recuerdo

13/04/2012

Luis García.

Me gusta recordar excursiones a la espera del sueño. Las primeras imágenes las evoco de forma consciente; pero tras ellas suelen llegar otras sin que sea necesario realizar el menos esfuerzo, ni acto de voluntad.

Suelo hacerlo con las excursiones más recientes; pero también hay algunas recurrentes, como una que realicé hace más de una década que todavía forma parte de mi actual repertorio.

Salimos de Madrid con niebla y tras pasar Somosierra, a pesar de haber cambiado de vertiente, seguimos entro de ella. Desayunamos perezosamente en Riaza, mirando tras los cristales las caras de frío de lo escasos viandantes.

Cuando volvimos a los coches y enfilamos al Puerto de la Quesera el manto de nieve sobre la carretera se fue haciendo más grueso, de modo que aprovechamos un  rellano junto a la carretera y aparcamos, nos abrigamos y echamos a andar cuesta arriba.

Es una carretera con tan poco tráfico que no habían pasado las quitanieves, ni era previsible que lo hicieran en breve, de modo que no circulaban vehículos, todo estaba en silencio, y oíamos el arrullador crepitar de la nieve bajo nuestras botas.

A la hora y media  de ascensión la niebla se fue haciendo más tenue y finalmente desapareció. Cuando llegamos al puerto teníamos un sol radiante, las cumbres preñadas de nieve, y un mar de nubes a nuestros pies.

Caminamos dos o tres horas en dirección a La Buitrera, y luego dimos media vuelta.

Paramos para comer, y recuerdo que lo hicimos casi en silencio, cruzando tan solo alguna mirada, o gesto cómplice para indicar que alguno de los alimentos nos había resultado especialmente agradable.

Pero cuando soltamos las mochilas, e iniciamos el viaje de vuelta, no paramos de hablar, contándonos lo bien que lo habíamos pasado,  hasta llegar a la ciudad y separarnos.

Como los recuerdos de los de las excursiones a los que he aludido al principio son eminentemente visuales, las ‘películas’ de las excursiones con sol y nieve, suelen quedar muy bien, y constituyen una forma placentera de llegar al sueño.

El puerto

El puerto de la Quesera, a 1.757 metros de altitud, está en la sierra de Ayllón, al Oeste de la Peña de la Silla y al Este del Calamorro de San Benito.

Punto de encuentro de las carreteras SG-112 y GU-186, que unen Riaza y Majalrrayo, tiene en su culminación unas pequeñas explanadas donde se puede aparcar,  y es un buen lugar para iniciar excusiones hacia el Pico del Lobo, al Oeste; o La Buitrera, al Este.

En sus proximidades están los hayedos de la Pedrosa, en la vertiente segoviana; y de Tejera Negra, en la vertiente de Guadalajara.

Inversión térmica y frentes ocluidos

Durante la noche, las laderas de las montañas pueden enfriar el aire que está en contacto con ellas, y hacerle descender  al fondo de los valles, donde se estanca en forma de niebla.

También cuando un frente frío alcanza a otro caliente, que se mueve más despacio, se introduce bajo él como si fuera una cuña; en este caso se habla de frentes ocluidos.

En las inversiones térmicas y en los frentes ocluidos, abajo puede haber nieblas o nubes, especialmente estratos, mientras que en capas más altas luce el sol.

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