El enfrentamiento entre el Gobierno argentino, con el apoyo de los gobernadores de las provincias petroleras, y Repsol y el Gobierno español, en el otro bando, por la posible nacionalización de YPF parece haber entrado en una fase de calma tensa, pero la situación es tan compleja que el punto muerto en el conflicto es sólo aparente. Por un lado, está prevista una nueva reunión de la presidenta de Argentina, Cristina Fernández, con los dirigentes políticos de las regiones productoras esta semana, previsiblemente el martes, mientras que la ofensiva diplomática del Gobierno español, que ya ha tenido consecuencias, no se ha detenido. Y hoy Fernández tiene programado un encuentro con los ministros de petróleo de territorios con hidrocarburos de su país. La idea actual es que el Ejecutivo se «conformará» con un 30% de YPF, frente al 50% de las pasadas semanas.
En un ambiente más propicio al diálogo se ha manifestado el presidente de Repsol, Antonio, Brufau, que ha reiterado que su compañía está a favor de una solución pactada y de que no haya imposiciones. También el ministro de Industria, José Manuel Soria, ha modificado su discurso anterior y ahora detecta que existen oportunidades para alcanzar un acuerdo. Esa vía, la preferida por la compañía, es la por la que apuestan los analistas que no descartan que se alcance un pacto para la vuelta de YPF a manos del Estado. «El proceso de toma de control de YPF por Argentina es irreversible y al final de esta etapa es previsible un acuerdo de nacionalización. Repsol podría vender fuera un 10% o un 15% de las acciones o mantenerlas», señala el equipo de N+1 Equities. Ese 10% , 15% o una cifra superior sería el porcentaje que la quedaría después del traspaso al Estado argentino del resto de las acciones, ya que cuenta actualmente con el 57% el capital de la empresa argentina.
N+1 también valora la presión que está ejerciendo el Gobierno español y la existencia de accionistas minoritarios para que se fije un precio aceptable por el paquete que el Ejecutivo de Buenos Aires quiere tener en sus manos. Como consecuencia recomienda comprar acciones de Repsol, que se han visto afectadas negativamente por los riesgos que atraviesa en el país andino. Tanto fondos internacionales accionistas de YPF y de Repsol como otros minoritarios revisan sus oportunidades legales para actuar contra el Ejecutivo andino si mantiene unos planes que en el caso de la filial podría suponer una expropiación y en el del grupo español, la destrucción de valor.
Para los analistas de Deutsche Bank, la estrategia de Buenos Aires podría tener como objetivo básico empujar a Repsol a aumentar las inversiones. Y concluyen que el grupo español no tendría un panorama preocupante si al fin debe salir de YPF puesto que cuenta con otros proyectos de exploración atractivos alrededor del mundo. Considera más relevante la posible continuidad de las incertidumbres.
Y Dominique Patry, de Cheuvreux, manifiesta que las negociaciones continuan y destaca las manifestaciones del ministro Soria en el sentido que una agresión contra Respol se consideraría una agresión contra España. En este contexto cree que la cotización de los títulos de la empresa han recogido ya el peor de los escenarios posibles.
Un tema que la mayor parte de los analistas se fijan es si Argentina, que atraviesa una fuerte crisis económica, cuenta con efectivo para pagar las expropiación y si además está en condiciones de entrar en un conflicto económico con España y la UE, incluidos los referidos a las importaciones, si no negocia con el equipo directivo de la petrolera una salida para YPF.
Mientras, prosiguen los movimientos de los gobernadores, que están en su mayoría a favor de que el Estado controle la que consideran empresa más importante del pais, y que también quieren participar en esa operación, y para ello hacen gala de los méritos realizados en las últimas semanas. Y, en esta línea, después de revocar permisos para operar a Repsol que suman ya un 17% de las concesiones de YPF, podrían añadir a esa lista otro yacimiento en Chubut que aporta el 10% de la producción.
En paralelo, las declaraciones siguen alentando la idea de que se acercan tiempos de cambio y, pese a que el Gobierno de Cristina Fernández no ha reconocido la autoría del proyecto de ley que declararía a YPF de interés público, ese borrador y otros eventuales que van en la misma línea siguen estando en primera línea de este conflicto que ha desbordado a las empresas. Porque además el complejo mundo de la industria petrolera, que ahora cuenta con nuevos potentes jugadores, las empresas chinas, está pendiente de que pasaría con el yacimiento de Vaca Muerta si Repsol desaparece de Argentina. La importancia de ese hallazgo de gas no convencional forma parte y no pequeña, así como la avidez por las materias primas, de todas las estrategias seguidas.
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