Yo también hablaré de Mongolia

18/04/2012

Daniel Serrano.

Promocionar tan soberbio libelo contra la imbecilidad imperante se convierte en una obligación en tiempos tan tragicómicos como los que vivimos. Escribo estas líneas en pleno temporal hispanoargentino y resulta que me entero de que TVE esta noche no emitirá el capítulo de Españoles por el mundo dedicado a la Patagonia en represalia por habernos quitado una empresa esos boludos. La frontera entre el chiste y la realidad cada vez es más difusa con lo que el humor se convierte en tarea ardua donde las haya. Ahí está Mongolia para hacernos reír sin cortapisa alguna, libérrimos ellos y entre sus urdidores, por cierto, más de un argentino, uhmmm, ¿no les parece sospechoso?

¿Y qué es Mongolia? A estas alturas tendrían que saberlo pero, por si acaso, les cuento: una revista sarcástica y de higiénica incorrección que podría definirse como un cruce entreLe Canard Echainé, la bonaerenseBarcelona y aquel Papusde nuestra infancia. Con decirles que hasta hay una fotonovela de risa.

Pero lo sustancial de este irreverente Mongolia está en que dice lo que nadie osa decir en un momento en el que el espacio para la discrepancia se ha jibarizado en los medios de masas y se ha desplazado hacia esa periferia de comentarios en redes sociales y blogs con un pie en la marginalidad. Y han llegado estos mongoles y han decidido editar en papel sus exabruptos geniales y la España más enterada y coolanda detrás de algún ejemplar de kiosco en kiosco. Tal vez Dios exista.

Se habrán dado cuenta de que me encanta Mongolia y me encanta, además, que, en medio de una apatía que algunos disfrazan hiperventilando en twitter, haya un puñado de gamberros que lance a una aventura tan demencial que sólo puede salir bien.

En la contraportada, un retrato de Francisco Camps para enmarcar; en primera, un llamamiento a los desempleados españoles para que contribuyan a solucionar la hecatombe nacional largándose cuanto antes (“Haga patria, deje este país”); en el interior, abundancia de humor corrosivo (“Bob Esponja despedido con 20 días de indemnización: Debido al cierre de Canal Clan; Sánchez Dragó manda fabricar un muñeco de sí mismo y se casa con él; Derriban viviendas para reactivar el mercado: media España volverá a ser un secarral sin urbanizar”…).

Y, además, viñetas e ilustraciones firmadas por Darío Adanti, Mauro Entrialgo, Langer. Y, además, en las últimas páginas, un espacio para la realidad (“a partir de aquí, si se ríe es cosa suya” advierten), con certeros informes en los que salen a la luz esas “cosillas” a las que la prensa convencional no suele prestar demasiada atención (los indultos de la democracia, whoiswhoen la defenestración del juez Garzón,…).

Mongolia devuelve el golpe. Mongolia es el antídoto contra la idiocia, el cinismo y la saña de las TDT’s y los tabloides cañís al servicio del gobierno. Mongolia promueve la risa revolucionaria, sin Dios ni amo, como el Makinavaja que ideará el llorado Ivá. Mongolia es un instrumento para la supervivencia absolutamente imprescindible. ¿Qué más quieren que les diga? ¡Acudan a comprar Mongolia de inmediato!

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2 pensamientos en “Yo también hablaré de Mongolia

  1. Estimado lector disperso:

    Esta vez si que coincidimos plenamente. Mongolia me parece un hallazgo. El primer número me ha dejado con muchas ganas de corroborar que lo leído no ha sido un espejismo aislado.

    Saludos cordiales.

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