Una jornada de apenas unas pocas horas no es lo mejor para despejar dudas. Y si estas son tan grandes como las que demostraron ayer los mercados europeos, la verdad es que lo de menos es lo que haya ocurrido al otro lado del Atlántico. Para lo único que sirvió fue para frenar la euforia vendedora europea y poco más, con todo pendiente de que el lunes las ventas del “Black Friday” en los centros comerciales de todo el país dictaminen al modo del César. Pulgar hacia arriba o pulgar hacia abajo.

Si tuviera que apostar por algo, soy de natural optimista, pero eso no quiere decir que el dedo hacia arriba logre salvar de la resaca a los mercados europeos. Los fuertes seguirían fuertes y los débiles, pues no creo que fueran a mejorar por arte de magia. Ahora bien, si el dedo señala hacia abajo, recuerden a Dante: “abandonad toda esperanza”. Esperemos que no sea dantesco el panorama que se nos avecina.

Tan solo reseñar que el Dow perdió un 0,85%, el S&P 500 un 0,75% y que el Nasdaq sigue mostrándose como el más fuerte de los índices americanos y se dejó sólo un 0,34%. Ninguna de estas pérdidas representa nada por lo que preocuparse, si no fuera porque se produjeron solo en media jornada de un día a medio gas y con el precedente europeo. Cruzaremos los dedos.