Artur Mas ha tardado más de un año en cambiar la dirección de la televisión autonómica. Ha esperado a modificar la ley de TV3 y la constitución de la nuevo consejo para decretar un relevo que estaba anunciado. Al fin y al cabo Mònica Terribas había accedido al cargo hace cuatro años con el gobierno tripartito y a propuesta de ERC. Importantes sectores de CiU (especialmente de la formación de Duran Lleida) y del PP su figura era molesta. La agresividad como periodista que mantenía con todos sus entrevistados no acababan de entender que la mantuviera con actuales dirigentes de la Genealitat. Ya Artur Mas trató de apartarla del cargo ofreciéndole la consejería de Cultura, cargo que rechazó.

En el haber de Terribas está el haber recuperado el liderazgo en audiencia de la televisión catalana, situación que se mantiene desde hace un año. Pese a los recortes este medio de comunicación ha logrado una importante aceptación popular.

Le sustituye un alto cargo del Grupo Godó, Eugeni Sallent, que también tiene una larga trayectoria profesional y hasta ahora era el director general del grupo de cadena radiofónca de la empresa editora de La Vanguardia, cargo con el que ha logrado que su emisora estrella, Rac 1, desplazara en liderazgo a Catalunya Ràdio, emisora en la que en los años noventa fue gerente.

También es presidente de la Asociación Catalana de Radio y desde este cargo ha defendido duramente la necesidad de que los medios de comunicación públicos no hicieran la competencia a los privados en el campo publicitario.

El nuevo director tiene un presupuesto de 378,5 millones anuales , de los cuales 260 provienen del erario público. En sus primeras declaraciones tranquilizó al persona de la televisión pública asegurando que no se plantean ninguna reducción de plantilla y abogó por optimizar los recursos propios “para continuar optimizando este modelo de televisión que es tan bueno, aprovechando la herencia recibida y el talento de mucha gente”.