La marca España pesa como una losa sobre las cotizaciones de los grandes grupos bancarios nacionales, aunque, en el caso del Santander, el negocio doméstico sólo aporta el 10% de los beneficios en 2011, y en el del BBVA, el 16%. Pero ya con las cuentas del pasado ejercicio de todas las grandes entidades (salvo Bankia, que tiene previsto hacerlo el día 18) examinadas con lupa por analistas e inversores, la conclusión es que la mejora en partidas fundamentales no ha sido capaz de contrarrestar la excesiva atención que los mercados prestan a la prima de riesgo española y al volumen de deuda pública nacional que tiene la gran banca. La cotización de los grandes grupos está maniatada por la prima de riesgo, que impide que sean valorados adecuadamente los fundamentales de las entidades. Ésa fue la opinión de los responsables de Relación con Inversores de CaixaBank, Santander, Bankia, BBVA y Popular, que participaron en una mesa redonda sobre «Las perspectivas del sector bancario 2012/2013» en Bolsalia.
Junto a esa queja sobre el castigo que tiene la banca por el mero hecho de tener la sede central en España, un clamor. La reestructuración del sistema financiero en España debe terminar cuanto antes. Diego Barrón, director de Relación con Inversores del Banco Popular, fue el más contundente en ese sentido. Recuerda que antes de la crisis había en España 57 entidades, que vivían sin problemas por el fácil acceso a la liquidez y por el fuerte crecimiento del crédito. Pero ahora el crédito no crece y se ha cerrado para muchas entidades el acceso a los mercados. La consecuencia es que el sector se ha partido en dos, con un grupo de entidades de mediana dimensión, en el que hay tres intervenidas por el Estado (Banco de Valencia, CatalunyaCaixa y NovaGalicia), y otro de grandes instituciones. Pronostica que cuando finalice la reforma financiera quedarán menos de una decena de grupos. Pero, a su juicio, la reestructuración debe perseguir la creación de grupos con modelos de negocios viables, al margen de su mayor o menor tamaño.
«Sabemos que se van a subastar varias entidades, si tiene sentido comprar, lo haremos, igual que hicimos con el Banco Pastor«, señala Barrón. Sobre la cotización del grupo, reconoce que el Popular no deja de ser un banco doméstico, porque el peso internacional es todavía reducido, y que ésta se encuentra muy marcada por la prima de riesgo.
Ignacio López-Perea, director de Gestión de Accionistas del BBVA, cree que los inversores internacionales quieren que las entidades en manos del Frob sean subastadas y que afloren las que también necesiten ser rescatadas. Considera que las cotizaciones de la banca española están penalizadas por Europa, ante la falta de toma de decisiones, y también por España, ante las dificultades para que la economía crezca y ante la evidencia de que hacen falta más ajustes. Admite que la cotización actual del BBVA tiene un precio muy bajo, difícilmente justificable teniendo en cuenta que está bien capitalizado y diversificado, ya que sólo el 16% del negocio se genera en España. Destaca que el grupo tiene cubiertas las necesidades de financiación para los próximos dos años. La capacidad de generar capital orgánico permite mantener la política de dividendo sin que el grupo tenga la necesidad de deshacerse de activos estratégicos.
Artur Callau, director de Relación con Accionistas Minoristas de CaixaBank, resalta que, desde el inicio de la crisis, muchas entidades han necesitado liquidez y no la han encontrado, salvo en el Banco Central Europeo, en referencia a la línea de liquidez a tres años. «cómo se va devolver esa liquTenemos hasta 2014 sin problemas de liquidez pero la cuestión es cómo se va a devolver esa liquidez«, advierte. El primer grupo bancario por negocio exclusivamente nacional se apoya en el incremento del 25% en el margen de explotación, que mide la recurrencia de su negocio; en un capital básico del 12,4%, el mayor de toda la banca española; en una rentabilidad por dividendo del 8%. Además, la cotización de Caixabank se sitúa en el 0,74% del valor en libros, uno de los más altos de la banca europea, lo que garantiza la sostenibilidad de la estrategia de remuneración al accionista vía dividendo. Lo que más preocupa es la morosidad. Y los retos de CaixaBank: mejorar la rentabilidad e incrementar la diversificación internacional.
Presencia en mercados emergentes
Fernando Donoso, subdirector de Relación con Inversores del Santander, señala que, en un primer trimestre de una gran dificultad para todas las entidades financieras españolas, la generación de ingresos recurrentes ha aumentado el 8%, lo que ha permitido realizar un gran esfuerzo en provisiones. Esto se debe a que el 66% del negocio del mayor grupo bancario de España y de la zona euro se genera en mercados emergentes, y a que en esos países sus filiales tienen cuotas de mercado de al menos el 10% y están entre las cuatro primeras del sector. También destaca que, con un capital básico del 10,1%, el Santander ha sido el primer banco en cumplir las exigencias de capital fijadas por las autoridades europeas. Un hecho que hace que el grupo tenga abiertas las puertas de los mercados mayoristas de financiación.
Santiago Camarero, director del área de Inversores institucionales de Bankia, admite que la banca española está sufriendo los excesos en la financiación del sector inmobiliario, pero considera que el problema fundamental es que la expansión económica que ha vivido España desde 1999 se ha financiado con dinero de inversores extranjeros. Y esos inversores tienen dudas sobre la situación real del sector inmobiliario y, por extensión, sobre la banca. La consecuencia es que ya no financian con tanta facilidad. «Como cualquier préstamo, lo tenemos que devolver», señala.
Ante esta situación, ¿cómo reacciona Bankia? Por un lado, gestionando la morosidad. Por otro, reduciendo la capacidad instalada con un ajuste de sucursales y de plantilla. Pero lo más importante es la integración total de las siete cajas (Madrid, Bancaja, Ávila, Segovia, Insular de Canarias, La Rioja y Laietana), que califica como el mayor proceso de fusión financiera de la historia de Europa. Camarero destaca, entre las fortalezas de Bankia, los más de diez millones de clientes particulares y el peso del grupo en banca mayorista (empresas y mercados de capitales).
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