¿A desglobalizar?

04/05/2012

Daniel Serrano.

Libelos, panfletos, ensayos de urgencia y toda clase de literatura política se amontona en los estantes de novedades de las librerías. Abrió fuego el abuelito Hessel y a partir de ahí hasta yo escribí alguna cosa, o sea que se pueden imaginar. Pero la verdad es que, pese a tanta sospechosa profusión de títulos, el fenómeno merece interés. Véase este ¡Votad la desglobalización!, vibrante ejercicio de heterodoxia que no viene nada mal cuando tantos y tantos tópicos gastados componen la insoportable cháchara de economistas y políticos domesticados a los que tenemos que escuchar a diario.

Arnaud Montebourg lidera una facción de izquierda en el Partido Socialista Francés y no tiene ningún reparo en colocarse al margen de lo políticamente correcto y proponer un brusco viraje ciudadano que reinvente de verdad el concepto de socialdemocracia.

Desglobalizar es la solución, clama Montebourg. ¿Discutible? Y mucho. Pero lo que resulta de enorme valor es que en el interior de un partido de gobierno como es el PSF haya quien abra un debate desde una perspectiva así de radical. Montebourg afirma: “La austeridad es el remedio que mata al paciente”. Y también: “La globalización liberal que dirige el planeta erosiona la soberanía de los pueblos, ataca el trabajo y los recursos naturales y pone en situación de competencia desleal a millones de hombres y mujeres”.

Montebourg, a contracorriente y a riesgo de escandalizar, reivindica las fronteras. Pero no (como pretende la ultraderecha) para detener a las legiones del hambre que acuden a Europa a ganarse el pan sino para limitar los excesos de un capitalismo ajeno a cualquier regla moral. Y para que esa mencionada soberanía de los pueblos vuelva a ser real porque, según sostieneMontebourg, ahora mismo existe una “nueva nobleza francesa que, como los aristócratas de antes de la Revolución, no paga impuestos, cuando los demás (…) trabajan para pagar los suyos”. Frase esta última que a algo nos sonará en un país donde se sube el IRPF y el IVA a las clases asalariadas y se decreta una suerte de amnistía fiscal para mendigar alguna migaja que el defraudador tenga a bien pagar.

Para Montebourg es suicida dar vía libre a países como China donde no se respetan los derechos laborales, no existen límites para la destrucción del medio ambiente y la democracia es una ficción lejanísima. Porque, al final, el único modo de competir es convertirnos nosotros mismos en chinos y renunciar al Estado del Bienestar edificado con el esfuerzo de varias generaciones.

Se trata, en el fondo, no sólo de un debate económico sino acerca de la mera supervivencia de un modelo de democracia. Cita Montebourg certeramente a Habermas: “La globalización es el desplome del poder adquisitivo de los votos”. En esas estamos.

Y tampoco sobra una cierta defensa del patriotismo bien entendido. Se habla en este ¡Votad la desglobalización! de la“nobleza antipatriótica” que se alía “con el extranjero contra Francia”. En España, lástima, los patriotas lo son sólo para arremeter contra el Estado de las Autonomías y los presuntos privilegios de Cataluña y País Vasco. El que Alemania nos imponga su ley no mueve un músculo de la cara a estos patriotas tan raros. En fin.

“El libre comercio es la guerra de todos contra todos” concluye Montebourg. Queda la duda de si ese libre comercio mundial no tiene (tal y como se sostiene en estas páginas) su lado bueno y si no resulta excesivo negar que el proceso globalizador no ha cambiado a mejor la vida de muchos habitantes del planeta (la emergente clase media china, la América Latina que despunta en el tablero de juego internacional, India y sus bolsas de desarrollo…). En cualquier caso, sí es verdad que en China, India o Sri Lanka siguen siendo muchos más los pobres que malviven en la miseria que las clases acomodadas. Pero.

¿Hay alternativa? ¿Desglobalizar es una opción? Como mínimo discutámoslo. Y desarrollemos ese debate dentro del sistema. Porque, en caso contrario, habrá quien, desde fuera, exigirá soluciones. Y tal vez se perderá la oportunidad de ofrecer una respuesta socialdemócrata a la crisis, dando alas a los Le Pen y demás promotores del Armagedón.

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Un pensamiento en “¿A desglobalizar?

  1. Interesante miniatura, la que propones, estimado lector disperso .Confieso que sin tu mediación no se me hubiera ocurrido comprar este libro. Sin embargo, me alegra mucho haberlo hecho. Me parece que el autor mueve el grano como nadie y lo que es mejor no permite que la cegadora paja se le meta en los ojos. Lucha contra ella y el lector lo agradece: «La mentira estaba en la promesa de que el hada de la prosperidad se inclinaría sobre nuestra cuna y elevaría el nivel de vida de todos»
    Gracias por la recomendación, a partir de ahora estaré más pendiente de la que tú llamas literatura de combate.
    Saludos cordiales

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