Día de la madre

06/05/2012

diarioabierto.es.

Hijo, vendrán tiempos difíciles si es que ya no están aquí. El mundo en el que vivirás se está transformando. Aún no has llegado y si pudieses quedarte dentro de mí, si nos pudiese unir para siempre un cordón y mi alimento fuese siempre tu alimento, tal vez estarías a salvo.

Sin embargo, un día, cuando la naturaleza lo decida querrás salir para vivir y ver con tus propios ojos, bien abiertos (de par en par) lo que nos rodea. Te siento respirar dentro de mí, y me siento más segura cuando mis manos rodean mi vientre y sé que estás ahí dentro y que nada te puede hacer daño. Aún así ya das pataditas y tus pequeños puños ya quieren acariciar el aire.

Aquí vivirás bien. Te cuidaremos. Pero las cosas ya no son lo que eran antes. Ahora la precariedad laboral nos alcanza como el sol. Los gobiernos ya no saben qué recortar. Todo se encarece y no sé qué sanidad ni que escuela tendrás, lo desconozco. Aún así deseo con fuerzas tu llegada. Quiero conocer tu rostro y ver cómo es tu sonrisa. Necesito estrecharte entre mis brazos y llevarte a conocer las pequeñas e importantes cosas de esta vida.

Me gustaría que todo lo aprendieses con cariño. Que no te quedes solamente con la desilusión si algún día nada es como quieres. Me gustaría que luchases y que en la adversidad te hagas más fuerte. Que vivas el amor para ser feliz y que seas consciente de que el sufrimiento de alguien empieza donde termina o empieza el tuyo.

Hijo, a ti aún no te envuelve el mismo aire que a nosotros. Pero pronto estarás aquí sin cordones que te aten a mí, y con un mundo lleno de posibilidades a tu alcance. Elegirás todo: comer, no comer, dormir, no dormir, llorar, no llorar, sonreír o no sonreír.

Esperaré tus primeras palabras y tus primeros pasos como el mayor regalo de la vida. Y cada año que cumplas será el más feliz de mi existencia.

Querido hijo, sé que sabes que soy tu madre. Y sé que conoces mi voz y que cuando salgas fuera la buscarán tus oídos. Sé que mi aroma te acunará los sueños, cuando te acomodes sobre mi pecho para dormir y que mi leche materna será lo que te alimente durante meses y te haga crecer.

Siempre serás carne de mi carne y tu dolor mi dolor más agudo.

En este día de la madre te hablo en voz alta, hijo, y te digo que es mi día y el tuyo porque me perteneces. Porque mi alimento es tu alimento y mi sangre tu sangre y mi aliento tu aliento.

Gracias por vivir hijo. No tardes en llegar. Te esperamos en este mundo, no mejor que otro, pero haremos porque sea un lugar mejor.

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