Comfia-CCOO insinúa que el ‘agujero’ de Bankia supera los 10.000 millones

08/05/2012

Miguel Ángel Valero. Su secretario general, José María Martínez, replica al ministro de Economía, Luis de Guindos, y habla de intervención “de facto" que favorecerá un oligopolio

La marcha de Rodrigo Rato como presidente de Bankia es calificada por José María Martínez, secretario general de Comfia-CCOO, de intervenciónde facto”, replicando un comunicado del Ministerio de Economía y Competitividad, encabezado por Luis de Guindos (que fue secretario de Estado de Economía con Rato como vicepresidente económico de los Gobiernos de Aznar) en el que se desmiente “rotundamente” que la entidad financiera haya sido intervenida. Martínez insiste en que esa operación “anuncia una nueva etapa dentro de la reforma del sistema financiero”, y recuerda que ya en febrero el sindicato aseguraba que “sin financiación externa no hay reforma que valga ni para sanear el sector, ni para que circule el crédito”.

No somos ingenuos, como pasó en CCM, Caja Sur, CAM y Banco de Valencia el agujero siempre es mayor del que se declara. Inquieta pensar  para qué se inspeccionan las entidades y se auditan sus cuentas. Pero mientras se sigan políticas de austeridad que profundizan la recesión, seguirán deteriorándose los valores de los activos, subirá la morosidad, y en definitiva, sin crecimiento la inestabilidad de los balances seguirá generando incertidumbre y el déficit de capital será creciente”, argumenta el secretario general de Comfia-CCOO.

Hay que asumir que la financiación del saneamiento del sector financiero debe formar parte de la Política de Estímulo al Crecimiento, porque sin crédito no habrá tampoco crecimiento. Y hay que ponerle el cascabel al gato: hará falta impulso público, ya sea estatal o europeo”, insiste Martínez.

Eso sí, el sector tiene que pagarlo, aunque sea en el tiempo, y no los ciudadanos. Al fin y al cabo, las entidades que drenan las ineficiencias de los demás se quedan con su cuota de mercado, y las que no, y sobreviven, pagan su cuota por pertenecer a un club selecto de mercado regulado”, argumenta. “Los gestores y administradores responsables han de ser retirados, y en algunos casos condenados”, añade.

El Estado debe hacer valer su inversión para que el crédito fluya y, en algún caso, incluso hacer valer sus derechos de propiedad. Por ejemplo, si la solución pasara por la segregación de activos inmobiliarios hay políticas de interés público que promover en materia de vivienda, alquiler, condominios de la tercera edad”, de forma que “a la vez que las entidades financieras sueltan lastre, las familias hipotecadas también pueden reducir el volumen de su deuda”.

La obsesión de MAFO

Pero las reflexiones de José María Martínez sobre lo que está sucediendo en Bankia se centran en el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez (más conocido, muy a su pesar, como MAFO). “Al final de su mandato, MAFO solo ha conseguido una parte de lo que venía persiguiendo desde que era Secretario de Estado de Economía: acabar con las cajas de ahorros”. “Una obsesión que le ha distraído y nos ha distraído a todos, también a los Gobiernos, a la hora de abordar de raíz una reestructuración ordenada y coherente del sistema financiero”, señala el sindicalista.

Porque lo que ha fallado no es un sistema de gobierno, sino un modelo de negocio de los gestores y de control de los administradores, las administraciones y los supervisores. Muchas cajas de ahorros y algún banco se convirtieron directamente en socios de la promoción inmobiliaria además de financiarla y, todo ello, a lomos de la recalificación de terrenos promovida por las Administraciones Públicas, como vía de equilibrar los ingresos tras la intensa desfiscalización que promovieron en los años de la burbuja”, argumenta.

Tras el estallido, con una economía sobreendeudada y con gran parte del sistema financiero enladrillado, se optó por la política de ‘la patada a seguir’, en vez de sanear balances, financiando a largo plazo la capitalización del sector financiero a condición de eliminar entidades no viables, retirar a los gestores responsables y de que la factura la costeara el propio sector, por ejemplo, a través de las aportaciones al Fondo de Garantía de Depósitos”, analiza José María Martínez. Además, “se dejó, en gran medida, en manos de los mismos gestores responsables la consolidación de las entidades con problemas”.

La conclusión del secretario general de Comfia-CCOO es que “en poco tiempo, la experiencia acumulada en la gestión de las crisis financieras anteriores, la supervisión prudencial, la reputación en definitiva del Banco de España, ha quedado malbaratada”. “La política de supervisión in situ, que es una de las mejores y grandes diferencias con otros supervisores, queda en entredicho cuando los informes de los inspectores no se han tenido en cuenta a la hora de impulsar y hasta forzar fusiones inviables”, resalta, poniendo como ejemplo el problema de los activos tóxicos de Bancaja en la integración de Bankia.

Mientras tanto, la crisis sigue, se recrudece, y las entidades más solventes, con la ventaja de ‘ser los que más aguantan la respiración’, esperan tocar a más, quedándose paulatinamente con las cuotas de mercado de las entidades absorbidas, subastadas o troceadas. Se conforma así un reducido oligopolio, cuasi natural, que augura futuros problemas para el consumidor. Se echarán de menos las cajas de ahorros, su obra social desde luego, pero también el nivel de competencia que suponían”, concluye el secretario general de Comfia-CCOO.

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