Las brujas de Zugarramurdi

09/05/2012

diarioabierto.es. Cercana a Francia y lindando con el País Vasco se encuentra Zugarramurdi, desde el siglo XVII, el gran "paraíso de las brujas" en España. La tradición asegura que fue en este lugar donde se reunían las brujas para realizar sus aquelarres.

Zugarramurdi es un pueblecito de poco más de doscientos habitantes que acaparó buena parte de la atención de las gentes en el siglo XVII. La tradición asegura que fue en este lugar donde se reunían las brujas y brujos para realizar sus aquelarres. De hecho, la palabra aquelarre es un término procedente de del vasco «aker», que significa macho cabrío, y a la cueva de Zugarramurdi se la denominaba «Sorguinen lezeak», cueva de las brujas.

La historia cuenta que el  7 de noviembre de 1610 la Santa Inquisición condenó a la hoguera a María de Arburu, María Baztán, María de Echachute, Graciana Xarra, Domingo de Subildegui y Petri de Juiangorena, todos ellos vecinos de Zugarramurdi. Otras cinco personas fueron quemadas en efigie, pues habían fallecido en la prisión y, de haber podido, el Santo Oficio habría exterminado a todo el pueblo de Zugarramurdi, ya que llegó a acusar a casi todos los habitantes de práctica de brujería.

Desde el punto de vista geológico, se puede decir que la cavidad principal de Zugarramurdi fue horadada por una corriente de agua, aún caudalosa en la actualidad, denominada la Regata del Infierno o «Infernuko Erreka» que la atraviesa convirtiéndola em un amplio túnel cuyo eje se orienta de noreste a suroeste. Este túnel alcanza una longitud de 120 metros, y una amplitud de 22 a 26 metros en su extremo oriental y unos 12 metros en su salida o boca occidental, así como una altura media de 10 a 12 metros.

En la actualidad, Zugarramurdi se ha convertido en un destino turístico cuyo mayor atractivo reside en «las cuevas de las brujas», que reciben anualmente más de cincuenta mil visitantes. El lugar conserva un atractivo casi único; un halo mágico que la envuelve por haber sido hasta el siglo XVII escenario de akelarres, reuniones paganas en las que hombres y mujeres escapaban de la rutina a través de festines desenfrenados, danzas en torno a hogueras y orgías a la luz de la luna.

Dichas fiestas se reviven cada año la noche de San Juan y el 18 de agosto, día en el que se celebra el zikiro-jate, comida popular protagonizada por el cordero asado a la estaca. La cueva, a 400 metros de esta localidad navarra, se puede visitar hasta el anochecer. No contiene estalactitas ni estalagmitas, ni en sus paredes se han descubierto pinturas rupestres.

La mayor parte de los ingresos de Zugarramurdi proviene de la explotación de la leyenda. De esta forma, no es difícil hallar puestos de artesanía en los que se venden representaciones de las brujas, sapos y otros motivos hechiceriles, e incluso los amantes del misterio pueden adquirir también recuerdos en los bares de la localidad. Máscaras, ceniceros y  camisetas con dibujos de brujas volando en sus escobas son «souvenirs» al alcance del visitante mientras toma un vino del país.

Desde julio de 2007 también se puede visitar el Museo de las Brujas, ubicado en el antiguo hospital de la localidad y a poca distancia de la cueva, que aborda todas las cuestiones relacionadas con el mundo de la brujería a la vez que retrata a la sociedad navarra del siglo XVII con sus mitos y sus leyendas. Otra opción es tomar un sencillo sendero de 8 kilómetros que conduce a las cuevas de Urdazubi/Urdax y a las de Sara, en Francia, a través de un bello paraje donde destaca el verdor de los prados, y la gama de verdes, ocres y rojizos de los bosques de hayas y helechos. Un estallido de color que se disfruta más en la época otoñal.

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