Rabo de toro

11/05/2012

Patricio Sesma Granell, restaurador. Como estamos en temporada de toros, haremos rabo de toro, de vaca, de ternera, o mejor dicho de bovino, porque ¿hay alguien capaz de distinguir el rabo de los bovinos?

¿Se acuerdan ustedes de cuando nuestros políticos se peleaban y se acusaban de que todos los males de este país venían del llamado “efecto llamada”?

Unos decían que las leyes que promovían no hacían otra cosa que atraer inmigrantes, otros que sólo eran para que los que viniesen estuviesen mejor. Pues bien, como el tiempo siempre da la razón, otra vez ha dejado con los cuartos traseros al aire a nuestros políticos. El efecto llamada solo lo produce la bonanza económica.

Actualmente no viene un emigrante ni de vacaciones.

Y claro, ahora nos desayunamos con un griego que dice que hay que minar las fronteras para que no vengan los emigrantes, y que mientras haya un griego parado no puede haber un emigrante trabajando.

Rápidamente los políticos se hacen cruces y se enfrentan con el nazi-griego y le dicen de todo.

Y yo me pregunto, ¿conocen ustedes una familia de parados que no esté de acuerdo con el griego este? Y el que piensa que debería de haber menos inmigrantes, ¿es neonazi o simplemente intenta encontrar soluciones para comer?

Si nos diesen soluciones, seguro que no habría ni neonazis ni extremistas de izquierda.

Últimamente me pregunto muchas cosas y una de ellas es ¿quién es el marido de la Merkel?

Todos sabemos que Sarkozy tiene mujer, Carla, que Hollande también; de éste sabemos que su ex, Segolene Royal, le quitó la posibilidad de presentarse a las anteriores elecciones y que la actual mujer y/o compañera, es periodista.

Pues bien, Merkel es el apellido de su primer marido, y el de ahora se llama Joachim Sauer, conocido como «Sparfuchs», es decir un adicto al ahorro.

¿Entienden ustedes ahora todo el follón que está montando la Merkel?

Los políticos no sólo debieran de hacer públicos sus bienes, sino también sus relaciones personales y cameos, ya que, ¿es lo mismo votar a un político que se acuesta con un adicto al ahorro que votar a uno que se acuesta con Carla Bruni; o a uno que se acuesta con una periodista que le consuela de que su ex le haya quitado el puesto en el partido?

¡Veamos! Merkel sólo piensa en no gastar, su marido ahorrador compulsivo; Aznar sólo pensaba en el poder, su mujer alcaldesa; de Zapatero decían que era un cantamañanas, su mujer corista; Sarkozy era un divo presuntuoso, su mujer actriz, de Hollande decían que no vendía bien su imagen, su mujer periodista; de Rajoy dicen que es un buen gestor, su mujer ama de casa.

¿Ven? Es imprescindible saber todo sobre los políticos, que como muy bien dice el refranero, dos que duermen en el mismo colchón se vuelven de la misma condición.

En fin, que nos torean ya tanto que ni se venden los abonos para los San Isidros.

Y como estamos en temporada de toros, haremos rabo de toro, de vaca, de ternera, o mejor dicho de bovino, porque ¿hay alguien capaz de distinguir el rabo de los bovinos?

INGREDIENTES

2 Kgr. de rabo de toro.

3 puerros.

4 cebollas.

4 zanahorias.

4 alcachofas.

1/2  kilo de champiñones o setas.

4 dientes de ajo.

1/2 litro de caldo de carne (puede ser perfectamente de bote, frasco o cartón, pero si es el caldo de un cocidito que nos ha sobrado, mucho mejor).

1 litro de vino tinto ( no hace falta que sea un gran vino, yo utilizaría un vino joven).

1 hoja de laurel.

2 clavos.

Sal.

Pimienta.

Harina.

PREPARACIÓN

Nos vamos a la carnicería y compramos el rabo ya cortado en trozos regulares, los carniceros lo hacen muy bien.

Pasamos por agua los trozos de rabo, para limpiarlos, y aún húmedos, los salpimentamos y pasamos por harina, así se pegarán mejor tanto la sal como la harina a la carne, y  posteriormente se sacuden los trozos para que se caiga el exceso de harina.

En una sartén grande, con aceite de oliva, se fríen los trozos de rabo, bien doraditos por todos lados. Se sacan y se reservan en la cazuela donde luego haremos el guiso.

Se cortan las cebollas en juliana, ya sabemos cómo es este corte, los puerros y las zanahorias en ruedas,  los champiñones o las setas en láminas,  y los ajos se pelan, pero se dejan enteros.

Las alcachofas se cortan en cuatro y el rabo, el de las alcachofas, en trozos

En el mismo aceite de la sartén se rehogan todas las verduras y los ajos enteros a fuego lento y removiendo.

Cuando estén pochaditas, muy pochaditas, se añade la hoja de laurel, y los clavos.

Acto seguido, se pasa todo el rehogado de la sartén a la cazuela donde está el rabo, se cubre con el vino y se deja cocer a fuego lento durante 2 horas. A medida que se reduzca  la salsa, se debe ir añadiendo el caldo.

El rabo deberá seguir cociendo hasta que la carne se separe del hueso.

¡¡¡ Buen provecho!!!

Patricio Sesma Granell es Director del Restaurante Bokado de Madrid

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