Ensalada César

18/05/2012

Patricio Sesma Granell, restaurador. Hace poco, rebuscando por los armarios, encontré un libro de economía aplicada; sólo decía eso, “Economía aplicada”, que bien pudiera ocurrir que existiese una economía aplicada, como los niños buenos en el cole, que nos sacase del apuro.

Tenía un marcapáginas y abrí el libro por ahí. Nada más ver el título del capítulo, me acordé de que era el que más me gustaba. Se trataba de “La fisiocracia o fisiocratismo”

Esto de la fisiocracia era una escuela de pensamiento económico del siglo XVIII fundada por François Quesnay, Anne Robert Jacques Turgot y Pierre Samuel du Pont de Nemours en Francia.

Su pensamiento económico afirmaba la existencia de una ley natural por la cual el buen funcionamiento del sistema económico estaría asegurado sin la intervención del gobierno.

Su doctrina queda resumida en la expresión “Laissez faire”. ¡¡¡Dejen hacer!!!

El origen del término fisiocracia proviene del griego y quiere decir «gobierno de la naturaleza».

¿Y qué nos dice la sabia madre naturaleza?

Pues una cosa muy sencilla, que el producto obtenido de una siembra es mayor que la cantidad de producto utilizado para la siembra, y eso es generar riqueza.

Ya en aquellos tiempos se hablaba de los problemas que ocurren cuando el producto de los bienes utilizados para la obtención de un bien, es superior al producto obtenido. Es decir, que se preocupaban ya de que no pasase lo que ha pasado con la vivienda, que el producto de los bienes utilizados (suelo, materiales de construcción y pelotazos) para su obtención, es superior al valor del bien final. Por lo tanto el que lo compró, adquirió algo que valía menos de lo que costó. Y claro, así nos va.

Srs. Políticos, ¿les presto el libro?

Ya ven ustedes, ya en el siglo XVIII se dieron cuenta de que la política es un desastre y los políticos más.

¿Se imaginan ustedes qué  habría pasado si en este país los consejos de administración de las cajas de ahorros hubiesen estado en manos de profesionales y no en manos de políticos?

Si los políticos hubiesen seguido la teoría del “Laissez faire”, ¿habría como hay en este país 400.000 de ellos?

La teoría del “Dejen hacer” lleva a que el estado y sus componentes se reduzcan a la mínima expresión, simplemente los necesarios para mantener el orden y como diría Santo Tomás, para que las leyes fuesen la ordenación de la recta razón, que promulga el que gobierna, para la obtención del bien común.

En fin, que después de este discursito voy a desengrasar la mente y el espíritu con una recetilla que todos hemos comido y que nos gustaría saber hacer: “LA ENSALADA CESAR”, CON PRODUCTOS DE LA MADRE NATURALEZA

Ingredientes:

– Lechuga (romana, lollo rosso, escarola) (a mí me gusta la batavia).

– Pollo, una pechuga.

– 1 huevo.

– Mostaza.

– Salsa Inglesa o Worcester Sauce o también salsa Perrins, son iguales pero con distinto nombre.

Los ingleses se aburrían en la India, con el calor y las enfermedades hacían muy poco, así que para que pareciese que se integraron con los hindúes hicieron una salsa y le pusieron tres nombres distintos para asi dar la sensación de que hacen muchas cosas.

La base de la salsa lleva, vinagre, melaza, jarabe de maíz, agua, chili, salsa soja, pimentón, tamarindo, anchoas, cebollas, chalotas, clavo de olor y ajo. En resumidas cuentas, una salsa de anchoas fermentadas, que dicho así suena fatal, pero es muy rica.

Ni se les ocurra hacer la salsa porque puede salir cualquier cosa; se vende en cualquier gran superficie

– Aceite de oliva.

– 1 diente de ajo.

– Zumo de limón y sal.

– Bacon.

– Queso (Gouda, Emmental, Edam) rallado.

– Orégano.

– Pan del día anterior.

Elaboración:

Limpiamos la lechuga que hayamos escogido y la secamos muy bien; nada como una centrifugadora  manual, de esas que a base de hacerlas girar con la mano desestresan.

Cortamos la pechuga en dados y los freímos.

Ponemos papel de cocina en un plato, encima el bacon y tapamos con más papel. Introducimos en el microondas hasta que esté crujiente (depende de la potencia). Reservamos.

Freímos el pan cortado en cuadraditos pequeños, escurrimos y reservamos. Para que estos “croutons”, picatostes de toda la vida, estén aún más ricos, antes de cortarlos se untan de ajo, se espolvorea orégano, y para fijarlo se pulveriza aceite, y para los comunes de los mortales que no tenemos pulverizador más que para la colonia, untamos con un poco de aceite únicamente para que quede el orégano pegado al pan.

Si no queremos ensuciar la cocina, hacemos la misma operación que con el bacon para los daditos.

Salsa Cesar

Hervimos el huevo 3 ó 4 minutos. Lo pelamos, picamos y lo ponemos en un bol. Añadimos una cucharada de mostaza, una cucharadita de salsa Worcester, el diente de ajo picado, zumo de limón, 3 o 4 anchoas picadas finamente y le vamos echando el aceite poco a poco hasta que se forme una salsa ligada. Probamos y, si es necesario, añadimos sal.

Juntamos la salsa y los dados de pollo con la lechuga, removiendo bien.

Una vez bien esparcida la salsa,   espolvoreamos el  queso rallado  y colocamos encima el bacon crujiente y los picatostes a modo de decoración.

¡¡Buen provecho!!

Patricio Sesma Granell es Director del Restaurante Bokado de Madrid

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